A comienzos de los años 60, debido a su baja densidad de población y a la estructura del terreno, se construye en Albion el emplazamiento estratégico BA 200 Apt-St Christol de la fuerza de ataque nuclear francesa. La base, de cerca de 800 hectáreas de superfície, contaba con 18 silos para misiles y 2 puestos de control, situados en Rustrel y en Reilhannette dans la Drôme.
Misil S3 en su silo de lanzamiento. Con una longitud total de 13,72 m, un diámetro de 1,5 m y un peso de 25.800 kg, podía lanzar 1.000 kg de explosivos convencionales o la cabeza nuclear TN-61 de 700 kg de peso. Disponía de dos etapas de combustible sólido y sistema de guiado inercial, que le permitían un alcance de 3.500 Km. Aerospatiale construyó en 1982 40 de estos misiles, más los 13 utilizados durante los ensayos. La cabeza nuclear TN 61 reemplazó a la TN 60 en 1977. Con una potencia de un megaton, pesaba entre 275 y 375 kg.
Cada silo, que disponía de su propio refugio, estaba separado a una distancia de 3 km del resto de silos. La cabeza nuclear de cada misil era más potente que la de la bomba de Hiroshima. Este sistema estaba controlado día y noche, desde dos puestos de control de tiro, construidos a 400 metros de profundidad. Cada puesto dirige 9 silos de lanzamiento. El PCT-1, cerca de Rustrel era un verdadero búnker, con capacidad para resistir un ataque nuclear. Las galerías subterráneas tenían cerca de 2 km de longitud. El Primer Grupo de Misiles Estratégicos (1r GMS) ocupa el lugar desde 1971 hasta 1996. Durante este período, la meseta de Albion fue el lugar más secreto y mejor guardado de Francia.
Nave de montaje de misiles S3. Un equipo de bomberos se encuentra a la expectativa por si surgen problemas.
En 1996, después de 25 años de servicio, la base de lanzamiento es desmantelada. La Legión extranjera toma el relevo en 1999, rebautizando el cuartel como Mariscal Koenig, que pasa a estar ocupado por 1.000 legionarios del Segundo Regimiento Extranjero de Ingenieros y una estación de escucha del DGSE. Uno de los silos ha sido transformado en observatorio astronómico (SIRENE).
Entrada al laboratorio de Rustrel.
A partir de 1999, el Puesto de Control de Tiro n°1 de la base nuclear de Albion, situado cerca de la localidad de Rustrel se reconvirtió en el Laboratorie Souterrain Bas Bruit.
Es este un ejemplo de transformación de una instalación militar en laboratorio de investigación científica civil. La creación del LSBB fue posible gracias a la colaboración del Ejército del aire, la Comunidad de Municipios del País de Apt, la región Provence Alpes Côte d'Azur, la universidad París VII, la Universidad de Niza Sophia Antipolis y el conjunto de universidades de la región PACA, el CEA /DASE y el CNRS. El LSBB está integrado en el departamento Galilée, de la Unidad Mixta de Servicio del Observatorio de la Costa Azul.
Pequeño tren eléctrico instalado dentro de las galerías, de unos tres kilómetros, que conduce a los investigadores y los materiales necesarios hacia el laboratorio.
El tren conduce a varios espacios aislados del exterior por una puerta blindada, una pared de hormigón de dos metros de espesor y un recubrimiento de acero de varios centímetros, todo ello bajo un espesor de rocas calcáreas de 500 metros. Todo ello se construyó para soportar los efectos de un ataque con bombas nucleares. Ahora constituyen el alojamiento de unos laboratorios en los que nuestra sola presencia produce vibraciones que influyen en sus sensores.
El LSBB ofrece bajo sus 500 m de roca cárstica una combinación única de equipamiento técnico y bajo ruido medioambiental que le convierten en un laboratorio singular. La radiactividad natural de las rocas del lugar en donde se encuentra es muy débil, la actividad sísmica es una de las menores del planeta y la variación de la aceleración de la gravedad también resulta muy debil. Su cápsula blindada, en la que trabajaban los oficiales de tiro, tiene un nivel de ruido electromagnético, por encima de 50Hz, inferior a 2fT/√Hz (100 veces menor que el ruido producido por un cerebro humano en su fase de sueño más calmado. Todos estos parámetros, medidos de forma contínua, permiten discriminar la naturaleza de un fenómeno fortuito.
En el laboratorio se llevan a cabo investigaciones sobre actividad sísmica y magnetosísmica, inclinometría, control radiológico medioambiental, movimiento de las placas tectónicas, sistemas de localización mediante satélites, e incluso, la detección de partículas que forman la misteriosa materia oscura del Universo.
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