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Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2007
206 de 232 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral "adaptación" del comic de Frank Miller a la gran pantalla. Rodriguez ha conseguido algo que va a revolucionar las adaptaciones de comics a la gran pantalla: no ha sido adaptar el comic al lenguaje cinematográfico, que es lo que siempre se ha hecho, sino que ha creado un comic en movimiento, con personajes de carne y hueso, y todos y cada uno de ellos clava su personaje. Todos realizan una labor espléndida.
En cuanto a los efectos especiales, no hay palabras para describirlos, y no porque parezcan extremadamente reales, sino más bien al contrario, porque tienen aire de comic, llegando a parecer incluso algo "forzados", en el buen sentido de la palabra.
La falta de color, los tonos blancos, negros y grises, contrapuestos con los rojos de las chicas, el amarillo de Junior, etc, le da a la película en todo momento un aire de comic que impregna cada fotograma de esta cinta. También destacar las voces en off, tan características de cualquier comic, y que, mientras visionaba el filme, me llevaron de vuelta a los años de infancia leyendo tebeos.
A destacar el entrelazamiento de las diferentes historias, los planos contrapicados (impresionante el de Bruce Willis), y el paso de un fotograma a otro, con rápidos movimientos, como si verdaderamente fuésemos saltando de una viñeta a otra.
En resumen, un pedazo de "comic" de carne y hueso.
En cuanto a los efectos especiales, no hay palabras para describirlos, y no porque parezcan extremadamente reales, sino más bien al contrario, porque tienen aire de comic, llegando a parecer incluso algo "forzados", en el buen sentido de la palabra.
La falta de color, los tonos blancos, negros y grises, contrapuestos con los rojos de las chicas, el amarillo de Junior, etc, le da a la película en todo momento un aire de comic que impregna cada fotograma de esta cinta. También destacar las voces en off, tan características de cualquier comic, y que, mientras visionaba el filme, me llevaron de vuelta a los años de infancia leyendo tebeos.
A destacar el entrelazamiento de las diferentes historias, los planos contrapicados (impresionante el de Bruce Willis), y el paso de un fotograma a otro, con rápidos movimientos, como si verdaderamente fuésemos saltando de una viñeta a otra.
En resumen, un pedazo de "comic" de carne y hueso.
1 de setiembre de 2008
179 de 193 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito alcanzado con el primer capítulo de su saga, George Lucas vio abiertas las puertas para continuar con su incursión espacial. El director había escrito la historia al serles denegados los derechos para adaptar a uno de sus héroes, el futurista Flash Gordon. Habiendo triunfado de manera desorbitada llevándonos a un espacio exterior y pasado, Lucas decidió continuar la historia desde el sillón de producción y guión, dejando el trono a otro realizador, Irvin Kershner, que supo aportar un toque distinto y más oscuro que hizo de esta segunda parte no sólo una cinta a la altura de su predecesora, sino una de las pocas secuelas que pueden dase por satisfechas al superar a sus originales.
Toda historia cuenta con una presentación, un nudo y un desenlace. Es bien sabido que el nudo es la parte que más problemas presenta, pues es la que debe contar lo más importante de ésta y no tiene ni principio ni final, por lo que es la que más desligada puede quedar. En "El Imperio contraataca" volvemos a encontrarnos con todos los personajes de la anterior, a los que se une el carismático Lando Calrissian (interpretado por Billy Dee Williams) y el maestro Jedi Yoda, una marioneta manejada por Frank Oz que transmite más que muchos actores, y uno de los grandísimos aciertos de esta secuela.
La historia comienza con una impresionante batalla tanto aérea como terrestre en el helado planeta Hoth contra el Imperio. Haciendo uso de maquetas detallistas y efectos especiales (que no digitales), Lucas y Kershner crean un enfrentamiento frenético, ágil y épico. A partir de aquí la trama se divide en dos líneas paralelas: la primera, el viaje del joven Luke al planeta Dagobah para continuar su instrucción en los caminos de la Fuerza de la mano de Yoda, que a día de hoy sigue siendo un icono popular; la segunda, Han Solo y Leia, acompañados del wookie y los androides tratan de escapar del Imperio, para, en un último momento, caer presos de él.
Toda historia cuenta con una presentación, un nudo y un desenlace. Es bien sabido que el nudo es la parte que más problemas presenta, pues es la que debe contar lo más importante de ésta y no tiene ni principio ni final, por lo que es la que más desligada puede quedar. En "El Imperio contraataca" volvemos a encontrarnos con todos los personajes de la anterior, a los que se une el carismático Lando Calrissian (interpretado por Billy Dee Williams) y el maestro Jedi Yoda, una marioneta manejada por Frank Oz que transmite más que muchos actores, y uno de los grandísimos aciertos de esta secuela.
La historia comienza con una impresionante batalla tanto aérea como terrestre en el helado planeta Hoth contra el Imperio. Haciendo uso de maquetas detallistas y efectos especiales (que no digitales), Lucas y Kershner crean un enfrentamiento frenético, ágil y épico. A partir de aquí la trama se divide en dos líneas paralelas: la primera, el viaje del joven Luke al planeta Dagobah para continuar su instrucción en los caminos de la Fuerza de la mano de Yoda, que a día de hoy sigue siendo un icono popular; la segunda, Han Solo y Leia, acompañados del wookie y los androides tratan de escapar del Imperio, para, en un último momento, caer presos de él.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Serie
1999
David Chase (Creador), Timothy Van Patten ...
2 de agosto de 2009
133 de 143 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine te apasiona, te remueve por dentro, te hace sentir cosas que nada ni nadie podrá igualar. Por mucho que, por ejemplo, quieras a una persona, nunca vas a sentir lo que Edward G. Robinson te hizo sentir cuando encendió el último cigarrillo de Fred MacMurray en "Perdición". Por mucho que vivas, será difícil que algo te conmueva más profundamente que el agónico y poético discurso de un replicante Rutger Hauer a un Blade Runner Harrison Ford, que ha visto cosas que nosotros no creeríamos y que sabe que es hora de morir. Complicado será también sentir mayor culpa que al ver a James Stewart recibiendo unas palabras en un tren que deberían ir para el vaquero más grande del séptimo arte. Y, por supuesto, nunca verás una puerta cerrarse con un panorama tan poderoso como el que refleja Coppola en su primera parte de "El Padrino".
Y, joder, que una serie de televisión, la conocida ahora y siempre como "la caja tonta", sea capaz de sacudirte como lo hacen las mejores cintas... Sería absurdo empezar a deshacerme en elogios, podría llenar hojas y hojas de adjetivos positivos en su forma más superlativa. Absurdo sería también empezar a recordar personajes, mejor dicho, personas: nombres que para mí significan ahora el cielo, que me han hecho pasar por una experiencia inigualable. "Los Soprano" no es una serie: 86 episodios, 4.300 minutos que conforman el mejor cine, la película más larga de la historia de este arte, que, gracias a ésta, se engrandece un poquito más.
Y es que de lo que Chase y su equipo de guionistas nos hablan aquí, no nos engañemos, es de la vida: cogen los momentos más insustanciales de la vida diaria de un norteamericano (o por extrapolación, cualquier persona) medio, e incorporan sobre dicha base los mejores elementos del cine de mafiosos. Ponen en boca de estos gangsters diálogos alucinantes, reflexiones que ya querrían para sí más de la mitad de películas estúpidas que se estrenan en salas con aires de grandeza.
Seis temporadas. Y lo mejor es que, como he dicho antes, como esto es cine, puede verse todo como una larguísima pelicula. No se pueden comparar temporadas, no en términos de calidad ni de historia, aunque sé que habrá quienes no esten de acuerdo con esto. Para mí, "Los Soprano" comienza con el rotundo tema "Woke Up This Morning", en una sala de espera, y termina, de forma brillante, en una cafetería cualquiera, con un fundido a negro que creó mucha polémica en su día pero que, creo, no se podía haber hecho mejor, con el apabullante tema "Don't Stop Believing". Desde el "Piloto" hasta "Hecho en América" asistimos a una experiencia única, que debe ser vista en conjunto, que te coge y no te suelta, te agarra y te tiene donde quiere. Como hacen las mejores películas. Como hace el mejor cine. "Los Soprano".
Y, joder, que una serie de televisión, la conocida ahora y siempre como "la caja tonta", sea capaz de sacudirte como lo hacen las mejores cintas... Sería absurdo empezar a deshacerme en elogios, podría llenar hojas y hojas de adjetivos positivos en su forma más superlativa. Absurdo sería también empezar a recordar personajes, mejor dicho, personas: nombres que para mí significan ahora el cielo, que me han hecho pasar por una experiencia inigualable. "Los Soprano" no es una serie: 86 episodios, 4.300 minutos que conforman el mejor cine, la película más larga de la historia de este arte, que, gracias a ésta, se engrandece un poquito más.
Y es que de lo que Chase y su equipo de guionistas nos hablan aquí, no nos engañemos, es de la vida: cogen los momentos más insustanciales de la vida diaria de un norteamericano (o por extrapolación, cualquier persona) medio, e incorporan sobre dicha base los mejores elementos del cine de mafiosos. Ponen en boca de estos gangsters diálogos alucinantes, reflexiones que ya querrían para sí más de la mitad de películas estúpidas que se estrenan en salas con aires de grandeza.
Seis temporadas. Y lo mejor es que, como he dicho antes, como esto es cine, puede verse todo como una larguísima pelicula. No se pueden comparar temporadas, no en términos de calidad ni de historia, aunque sé que habrá quienes no esten de acuerdo con esto. Para mí, "Los Soprano" comienza con el rotundo tema "Woke Up This Morning", en una sala de espera, y termina, de forma brillante, en una cafetería cualquiera, con un fundido a negro que creó mucha polémica en su día pero que, creo, no se podía haber hecho mejor, con el apabullante tema "Don't Stop Believing". Desde el "Piloto" hasta "Hecho en América" asistimos a una experiencia única, que debe ser vista en conjunto, que te coge y no te suelta, te agarra y te tiene donde quiere. Como hacen las mejores películas. Como hace el mejor cine. "Los Soprano".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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19 de enero de 2008
123 de 149 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pequeña sala de estar de una casita en el campo es el escenario de la que para mí se acaba de convertir en una de las mejores cintas de ciencia ficción de todos los tiempos. Allí, un grupo de personas se reúne para despedir a un compañero que tras diez años abandona el lugar. El grupo está formado por biólogos, antropólogos, psicólogos, religiosos... todas las ramas de la ciencia más exacta tienen su representación en la película. Una ciencia que empezará a desmoronarse cuando el protagonista les revele que en realidad es un hombre de las cavernas que ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días.
Este es el argumento del apasionante relato de Jerome Bixby que durante una hora y media se nos cuenta haciéndonos directamente partícipes de la historia. Una historia en la que brillan por su ausencia los efectos especiales, sustituidos por un guión inteligentísimo que da rienda suelta a nuestra imaginación. Si la película hubiese contado con mayor presupuesto seguramente se habría optado por mostrarnos al protagonista en las múltiples etapas de su longeva vida, potenciando el espectáculo, pero hay que dar gracias de que no sea así y de que lo único que se nos ofrezca sea una conversación entre un grupo de personas con muy diferentes personalidades e ideas, donde no faltan la controversía y la incredibilidad ante lo que se cuenta.
Los ocho (únicos) actores de la película realizan un trabajo encomiable, elaborando unas correctísimas y sinceras interpretaciones, destacando a David Lee Smith como eterno motor de la historia. Rodada en unas pocas semanas en un rancho de California, el poco presupuesto de la película se ve reflejado en un montaje y fotografía susceptibles de mejora, pero que dan al filme ese aire independiente del que proviene. De hecho, el director, sabiendo que su distribución no va a ser la que merece, anima a los espectadores a que la visionen utilizando otros métodos alternativos a la pantalla grande.
"The Man From Earth" ("El Hombre De La Tierra"), es un canto a la vida, una de las mejores películas del pasado año 2007, original, inteligente, sencilla pero efectiva, grande y pequeña a la vez, destinada sin duda a convertirse en una película de culto y quizás dentro de unos años en un clásico.
Puede que nosotros no lo veamos. Pero quizás alguien sí que lo haga. Alguien para quien el tiempo no sea un obstáculo ni una restricción de libertad. Alguien que haya vivido, contemplado, aprendido y vuelto a seguir viviendo. Alguien que haya convivido con Buda, visto pintar a Van Gogh, enseñado sus conocimientos a una comunidad entera, vivido el principio de los tiempos, admirado las pirámides, preguntado el porqué de su existencia, eternamente, para siempre.
El Hombre De La Tierra.
Este es el argumento del apasionante relato de Jerome Bixby que durante una hora y media se nos cuenta haciéndonos directamente partícipes de la historia. Una historia en la que brillan por su ausencia los efectos especiales, sustituidos por un guión inteligentísimo que da rienda suelta a nuestra imaginación. Si la película hubiese contado con mayor presupuesto seguramente se habría optado por mostrarnos al protagonista en las múltiples etapas de su longeva vida, potenciando el espectáculo, pero hay que dar gracias de que no sea así y de que lo único que se nos ofrezca sea una conversación entre un grupo de personas con muy diferentes personalidades e ideas, donde no faltan la controversía y la incredibilidad ante lo que se cuenta.
Los ocho (únicos) actores de la película realizan un trabajo encomiable, elaborando unas correctísimas y sinceras interpretaciones, destacando a David Lee Smith como eterno motor de la historia. Rodada en unas pocas semanas en un rancho de California, el poco presupuesto de la película se ve reflejado en un montaje y fotografía susceptibles de mejora, pero que dan al filme ese aire independiente del que proviene. De hecho, el director, sabiendo que su distribución no va a ser la que merece, anima a los espectadores a que la visionen utilizando otros métodos alternativos a la pantalla grande.
"The Man From Earth" ("El Hombre De La Tierra"), es un canto a la vida, una de las mejores películas del pasado año 2007, original, inteligente, sencilla pero efectiva, grande y pequeña a la vez, destinada sin duda a convertirse en una película de culto y quizás dentro de unos años en un clásico.
Puede que nosotros no lo veamos. Pero quizás alguien sí que lo haga. Alguien para quien el tiempo no sea un obstáculo ni una restricción de libertad. Alguien que haya vivido, contemplado, aprendido y vuelto a seguir viviendo. Alguien que haya convivido con Buda, visto pintar a Van Gogh, enseñado sus conocimientos a una comunidad entera, vivido el principio de los tiempos, admirado las pirámides, preguntado el porqué de su existencia, eternamente, para siempre.
El Hombre De La Tierra.
1 de setiembre de 2008
107 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho tiempo, el mundo entero quedó en suspenso tras ver el final de la obra maestra que es "El Imperio contraataca". Un pseudocierre que dejaba las puertas abiertas para enlazar con la que sería la última pieza del puzzle intermedio: una trilogía anterior y otra posterior permanecerían a la espera, pero ahora lo que primaba era conocer el destino de Solo, al hombre tras la máscara que era Vader, si la Rebelión finalmente triunfaría, y, lo más importante, si Skywalker se convertiría por fin en un Jedi, sueño inalcanzable de tantísimos jóvenes de la época.
Ahora con Richard Marquan detrás de la cámara (Lucas de nuevo en tareas de guión y producción), llegó el esperadísimo final a la trilogía espacial: "El retorno del Jedi", un título que varió del originalmente pensado "La venganza del Jedi", debido a las quejas de los fans, que argumentaban que un Jedi no podía conocer la venganza. La inclusión del Hutt gangsteril Jabba y la largamente anunciada llegada del Emperador (un Ian McDiarmid que camufló su rostro por entero bajo capas y capas de maquillaje) fueron las incorporaciones más destacadas, así como la expansión del mito del cazarrecompensas Boba Fett, eterno, este sí que sí (dejando de lado las nuevas películas) rostro enmascarado.
Nuevos planetas a visitar, como la selvática luna de Endor, otros a regresar, como es el enigmático planeta de Dagobah, donde Luke confirmará la verdad sobre el legado Skywalker de boca de Yoda, un ser tan entrañable como complejo, o Tatooine, hogar de los dos soles, en un comienzo para rescatar a Han Solo de su encierro en carbonita, todo un tour de force colmado de acción y aventura, un inmejorable final a esta trama que daba pie a la verdadera historia de este Retorno: la de la redención de Vader, antes Anakin Skywalker, y su retorno a sus principios de caballero Jedi.
Jedi. Nunca una palabra había provocado tantas emociones como la que designa a los caballeros de la paz y la justicia en la galaxia, ahora ermitaños en busca de enmendar sus pasados errores y enfrentar al hijo contra el padre, en un conflicto en que Vader debe resultar muerto para que la paz pueda ser reinstaurada en la galaxia. A pesar de la inclusión de detalles algo infantiles en este último capítulo (veánse los pequeños Ewoks, metáfora sin embargo de un David contra Goliat del espacio), Lucas pudo darse por satisfecho al crear con esta trilogía algo que iba mucho más allá de una cinta de ciencia-ficción. Lo que Lucas nos contó fue una historia de un conflicto entre un padre y un hijo, de lazos entre compañeros, de unión y Fuerza con mayúscula, del renacer de un alma enterrada bajo carcasa. Una épica sobre la luz contra la oscuridad, la verdad contra la mentira, la justicia sobre la venganza. Un canto intemporal a unos nobles valores, que ya existían hace mucho, mucho tiempo, en un galaxia lejana, muy lejana.
Ahora con Richard Marquan detrás de la cámara (Lucas de nuevo en tareas de guión y producción), llegó el esperadísimo final a la trilogía espacial: "El retorno del Jedi", un título que varió del originalmente pensado "La venganza del Jedi", debido a las quejas de los fans, que argumentaban que un Jedi no podía conocer la venganza. La inclusión del Hutt gangsteril Jabba y la largamente anunciada llegada del Emperador (un Ian McDiarmid que camufló su rostro por entero bajo capas y capas de maquillaje) fueron las incorporaciones más destacadas, así como la expansión del mito del cazarrecompensas Boba Fett, eterno, este sí que sí (dejando de lado las nuevas películas) rostro enmascarado.
Nuevos planetas a visitar, como la selvática luna de Endor, otros a regresar, como es el enigmático planeta de Dagobah, donde Luke confirmará la verdad sobre el legado Skywalker de boca de Yoda, un ser tan entrañable como complejo, o Tatooine, hogar de los dos soles, en un comienzo para rescatar a Han Solo de su encierro en carbonita, todo un tour de force colmado de acción y aventura, un inmejorable final a esta trama que daba pie a la verdadera historia de este Retorno: la de la redención de Vader, antes Anakin Skywalker, y su retorno a sus principios de caballero Jedi.
Jedi. Nunca una palabra había provocado tantas emociones como la que designa a los caballeros de la paz y la justicia en la galaxia, ahora ermitaños en busca de enmendar sus pasados errores y enfrentar al hijo contra el padre, en un conflicto en que Vader debe resultar muerto para que la paz pueda ser reinstaurada en la galaxia. A pesar de la inclusión de detalles algo infantiles en este último capítulo (veánse los pequeños Ewoks, metáfora sin embargo de un David contra Goliat del espacio), Lucas pudo darse por satisfecho al crear con esta trilogía algo que iba mucho más allá de una cinta de ciencia-ficción. Lo que Lucas nos contó fue una historia de un conflicto entre un padre y un hijo, de lazos entre compañeros, de unión y Fuerza con mayúscula, del renacer de un alma enterrada bajo carcasa. Una épica sobre la luz contra la oscuridad, la verdad contra la mentira, la justicia sobre la venganza. Un canto intemporal a unos nobles valores, que ya existían hace mucho, mucho tiempo, en un galaxia lejana, muy lejana.
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