Intentar analizar esta película de una forma lógica y en parámetros propios del thriller criminal (donde supuestamente se enmarca) creo que me resultaría completamente imposible.
Tanto la trama como al dirección (metiendo planos detalle encadenados rapidísimos y flashazos de cosas sin ton ni son) crean una especie de tobogán por el que si asumes las alforjas que hay que llevar para este viaje (es decir, abandonarse a la locura) te tirarás o si no asumes el juego no entrarás en la peli y no te tirarás.
La cinta es como coger y mezclar la sensación de desubicación completa de "Lost in translation" con una comedia negra de los cohen y meterle explosiones de violencia ultra viscerales de vez en cuando por parte de los personajes.
El resultado no es otra cosa que una película absurdamente divertida, con un humor negrísimo, muy autoconsciente de lo que pretende ser (una gamberrada made in Oliver Stone, básicamente) y que monta un juego con el espectador al que busca descolocar y que pase un buen rato divertido y riendo de cosas que, en otras condiciones, no le harían ninguna gracia.

La película no es ni más ni menos que lo que os acabo de decir. Seguramente se podrán sacar lecturas más rebuscadas y alguna crítica político o social de todo el tema pero, en lo que a mí como espectador atañe, lo ya mencionado es con lo que me quedo. Y, francamente, me lo he pasado absolutamente genial.
Eso sí, la actuación de Jennifer López es más que cuestionable. Parece que no sepa por dónde le da el aire. En cualquier caso, poco importa. Si estáis buscando una peli muy gamberra y loca (del estilo por ejemplo del Death proof de Tarantino) para desconectar y pasar un rato riendo, creo que esta cinta es una muy buena opción.