Todas las veces que nos enamoramosSerie
2023
Carlos Montero (Creador), Ginesta Guindal ...
1,191
Serie de TV. Comedia. Drama. Romance
Serie de TV (2023). 1 temporada. 8 episodios. Septiembre de 2003. Irene llega a Madrid con ganas de comerse el mundo y de convertirse en directora de cine. Allí conocerá a sus mejores amigos y también a Julio, que sería el protagonista perfecto para sus películas y también para su vida. Pero la vida siempre tiene otros planes. 'Todas las veces' que nos enamoramos es una comedia romántica; una historia con un puntito nostálgico sobre el ... [+]
12 de marzo de 2023
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las veces que nos enamoramos es una serie que gira alrededor de la vida de Irene (Georgina Amorós) y de lo que le pasa cuando deja su vida en Castellón y se traslada a Madrid para estudiar cine y vivir una vida universitaria en un piso compartido. Su vida se parará cuando conoce a Julio en una fiesta y, de ese encuentro, la vida de ambos acabará enrevesada para siempre.
Lo que debería ser una historia de amor y desamor entre Irene y Julio se torna en discusiones y malentendidos absurdos. Vemos saltos en el tiempo donde los personajes han evolucionado en su carrera pero nunca vemos realmente cómo han acabado allí. La serie se estanca temporalmente en la vida de Irene en el año 2004 y, por ello, la serie se siente mal balanceada. Hubiera sido mucho más honesto hacer una primera temporada en la que se desarrollaran los hechos del año 2004 y se dejara fuera todo lo demás. La serie intenta explicar una relación de 20 años explicando los momentos fundamentales de la misma cuando todos estos momentos ocurren en 6 meses.
La supuesta dualidad entre el novio de Castellón y Julio no es tal, ya que Julio tiene un papel protagonista y Fer es un secundario con una subtrama inverosímil que ahorraré al lector de esta reseña.
Lo mejor de la serie, de largo, son los secundarios Da (Carlos González) y Jimena (Blanca Martínez) que se merecen por sí solos una serie propia.
Para dramas absurdos ya teníamos a Valeria, aquí lo único que hemos ganado es con la elección de banda sonora y el torso desnudo de Julio (Franco Masini). Una pena.
Lo que debería ser una historia de amor y desamor entre Irene y Julio se torna en discusiones y malentendidos absurdos. Vemos saltos en el tiempo donde los personajes han evolucionado en su carrera pero nunca vemos realmente cómo han acabado allí. La serie se estanca temporalmente en la vida de Irene en el año 2004 y, por ello, la serie se siente mal balanceada. Hubiera sido mucho más honesto hacer una primera temporada en la que se desarrollaran los hechos del año 2004 y se dejara fuera todo lo demás. La serie intenta explicar una relación de 20 años explicando los momentos fundamentales de la misma cuando todos estos momentos ocurren en 6 meses.
La supuesta dualidad entre el novio de Castellón y Julio no es tal, ya que Julio tiene un papel protagonista y Fer es un secundario con una subtrama inverosímil que ahorraré al lector de esta reseña.
Lo mejor de la serie, de largo, son los secundarios Da (Carlos González) y Jimena (Blanca Martínez) que se merecen por sí solos una serie propia.
Para dramas absurdos ya teníamos a Valeria, aquí lo único que hemos ganado es con la elección de banda sonora y el torso desnudo de Julio (Franco Masini). Una pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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21 de febrero de 2023
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El primer capítulo esta bien, entretenido.
El segundo capítulo es el mejor, gracioso y ameno.
El resto de la serie es pura morralla que se retroalimenta siempre de lo mismo y solo consigue que salgas de tu estupor alguna perla que ofrecen los personajes secundarios muy de vez en cuando.
El segundo capítulo es el mejor, gracioso y ameno.
El resto de la serie es pura morralla que se retroalimenta siempre de lo mismo y solo consigue que salgas de tu estupor alguna perla que ofrecen los personajes secundarios muy de vez en cuando.
11 de febrero de 2023
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Irene y Julio
Todas las veces que nos enamoramos es un serie romántica de amor, cine, mucho cine, y autodescubrimiento. Todo comienza con Irene (Georgina Amorós) dejando, en 2003, su Castellón natal para empezar a estudiar comunicación audiovisual en la Universidad Complutense. Un cambio brusco, por el que tendrá que despegarse de su novio Fer (Albert Salazar) y de su familia. Con todo lo que supone dejar atrás una ciudad pequeña para intentar hacerse un hueco en la capital. Una línea temporal que se irá combinado con la actualidad, el año 2022. Jugando hábilmente entre el pasado y un presente lleno de retazos de esos años formadores de la personalidad.
En un gran viaje vital para Irene que una vez en Madrid irá dándose cuenta de lo mucho que desea convertirse en directora de cine. Así como se topará con personas muy significativas en su vida. Por un lado, sus compañeros de piso Da (Carlos González), el amigo gay con gran facilidad para la escritura y Jimena (Blanca Martínez), la futura representante de todos ellos. Y por otro lado, a Julio (Franco Masini), un joven que la cautivará desde un primer momento y con el que el amor siempre estará presente de alguna forma. En un camino de crecimiento personal que ambos transitarán a la par. A menudo cerca, en ocasiones más lejos, pero siempre unidos por un momento inolvidable. Por lo trágico, pero también por lo afortunado de su suerte.
*Difícil encajar a veces vida personal y vida profesional
Es por ello que quizás uno de los temas más interesantes de Todas las veces que nos enamoramos es el del éxito. Visto aquí como un elemento muy difícil de combinar con la vida personal. Algo similar sucedía en La la land con esos dos personajes unidos en el momento menos indicado. Dos personajes hechos para estar juntos, pero no en ese instante de sus vidas. No cuando sus carreras están comenzando a despuntar y sus sueños parecen por fin empezar a realizarse. Obviamente aquí está más presente la etapa de descubrimiento, de esos años de universidad durante los que saber lo que uno quiere. Lo que uno es y lo que uno está dispuesto a hacer.
No obstante, aquí también sobresale la figura del éxito como arma agridulce. Con un Julio exitoso que en ningún momento se pensó saboreando ese triunfo. Un personaje que va consiguiendo grandes hazañas un poco sin querer y con la tristeza de estar sin rumbo. De lograr las cosas por motivos ajenos casi a su propia valía. Frente al trabajo y a la persistencia de Irene. Siempre obstinada en pulir sus guiones o en lograr los mejores planos. A pesar de que la vida, con el paso de los años, la coloque al mando de spots publicitarios.
Aunque si algo impulsa a cada uno de los personajes es su amor al cine. Su pasión por lo que hacen y que tan bien está retratado en Todas las veces que nos enamoramos. Como ese gran compañero, siempre presente que te acompaña y te cura. Que es capaz de hacerte superar eventos traumáticos y tremendamente sobrecogedores. Eso sí, eventos que aquí posiblemente estén abordados de forma demasiado liviana. Está claro que forma parte del tono de la serie, pero no deja de rechinar un poco.
*Bonita carta de amor al cine
Un tono en el que Todas las veces que nos enamoramos, dejando aparte la forma de tratar los traumas, consigue brillar. Siempre fresca, amable, luminosa, divertida y llena de buenas emociones. Bastante alejada de ficciones previas de su creador Carlos Montero, parece el producto perfecto para estos días de San Valentín. Así como una agradable opción para todos aquellos cinéfilos apasionados. Con todos esas secuencias rodadas en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Y con muchos otros detalles para los amantes del séptimo arte.
Ya sea una noche entre amigos viendo Tesis por casi décima vez, desastrosos rodajes de cortometrajes o la figura de ese director llamado Romano. Ese ególatra aclamado por el que suspiran muchos novatos en la ficción de Carlos Montero. Pero también algunos guiños como ese libro, Los aires difíciles, de Almudena Grandes que Jimena lee en su cuarto. Esa divertida explicación del salto de eje a una Irene absolutamente incapaz de llegar a entender semejante mecanismo mágico. O una banda sonora muy bien elegida y muy acorde con los tiempos de la trama.
Además, notable resulta el trabajo de Georgina Amorós. Personalmente creo que está magnífica en su rol. Siempre con una luz especial y unos ojos que caminan por la euforia, la indecisión, el dolor, la alegría, la tristeza...Es decir, por un sinfín de estados de ánimo que ella consigue articular con naturalidad y conciencia. Conciencia del producto que tiene entre manos y el público al que va destinado. Y con ella, destacado también Carlos González, ese amigo gay divertido y metepatas. Así como en un segundo plano Franco Masini que si bien no llega a la altura de Amorós puede resultar verdadero en algunos tramos. Bueno, si no tenemos en cuenta que todos ellos hacen personaje de en teoría 18 años hasta los casi 38 años. Licencias del guion que no tenemos en cuenta por lo gustoso del viaje.
*Conclusión
En resumen, Todas las veces que nos enamoramos es una acertada comedia romántica, con una gran tragedia que atraviesa toda la trama. Una serie de ocho capítulos con el sello ganador de su creador, Carlos Montero. Sobre amor, cine y hacerse adulto. Con una chica que deja su Castellón natal para estudiar comunicación audiovisual en la capital. Resultado de su sueño de convertirse en una directora de cine. En un cambio brusco que supondrá para ella un gran viaje vital de descubrimiento. Que le proporcionará amigos inolvidables y un chico muy especial. El mejor actor para sus cortos y quién le roba una y otra vez el corazón.
Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Todas las veces que nos enamoramos es un serie romántica de amor, cine, mucho cine, y autodescubrimiento. Todo comienza con Irene (Georgina Amorós) dejando, en 2003, su Castellón natal para empezar a estudiar comunicación audiovisual en la Universidad Complutense. Un cambio brusco, por el que tendrá que despegarse de su novio Fer (Albert Salazar) y de su familia. Con todo lo que supone dejar atrás una ciudad pequeña para intentar hacerse un hueco en la capital. Una línea temporal que se irá combinado con la actualidad, el año 2022. Jugando hábilmente entre el pasado y un presente lleno de retazos de esos años formadores de la personalidad.
En un gran viaje vital para Irene que una vez en Madrid irá dándose cuenta de lo mucho que desea convertirse en directora de cine. Así como se topará con personas muy significativas en su vida. Por un lado, sus compañeros de piso Da (Carlos González), el amigo gay con gran facilidad para la escritura y Jimena (Blanca Martínez), la futura representante de todos ellos. Y por otro lado, a Julio (Franco Masini), un joven que la cautivará desde un primer momento y con el que el amor siempre estará presente de alguna forma. En un camino de crecimiento personal que ambos transitarán a la par. A menudo cerca, en ocasiones más lejos, pero siempre unidos por un momento inolvidable. Por lo trágico, pero también por lo afortunado de su suerte.
*Difícil encajar a veces vida personal y vida profesional
Es por ello que quizás uno de los temas más interesantes de Todas las veces que nos enamoramos es el del éxito. Visto aquí como un elemento muy difícil de combinar con la vida personal. Algo similar sucedía en La la land con esos dos personajes unidos en el momento menos indicado. Dos personajes hechos para estar juntos, pero no en ese instante de sus vidas. No cuando sus carreras están comenzando a despuntar y sus sueños parecen por fin empezar a realizarse. Obviamente aquí está más presente la etapa de descubrimiento, de esos años de universidad durante los que saber lo que uno quiere. Lo que uno es y lo que uno está dispuesto a hacer.
No obstante, aquí también sobresale la figura del éxito como arma agridulce. Con un Julio exitoso que en ningún momento se pensó saboreando ese triunfo. Un personaje que va consiguiendo grandes hazañas un poco sin querer y con la tristeza de estar sin rumbo. De lograr las cosas por motivos ajenos casi a su propia valía. Frente al trabajo y a la persistencia de Irene. Siempre obstinada en pulir sus guiones o en lograr los mejores planos. A pesar de que la vida, con el paso de los años, la coloque al mando de spots publicitarios.
Aunque si algo impulsa a cada uno de los personajes es su amor al cine. Su pasión por lo que hacen y que tan bien está retratado en Todas las veces que nos enamoramos. Como ese gran compañero, siempre presente que te acompaña y te cura. Que es capaz de hacerte superar eventos traumáticos y tremendamente sobrecogedores. Eso sí, eventos que aquí posiblemente estén abordados de forma demasiado liviana. Está claro que forma parte del tono de la serie, pero no deja de rechinar un poco.
*Bonita carta de amor al cine
Un tono en el que Todas las veces que nos enamoramos, dejando aparte la forma de tratar los traumas, consigue brillar. Siempre fresca, amable, luminosa, divertida y llena de buenas emociones. Bastante alejada de ficciones previas de su creador Carlos Montero, parece el producto perfecto para estos días de San Valentín. Así como una agradable opción para todos aquellos cinéfilos apasionados. Con todos esas secuencias rodadas en la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Y con muchos otros detalles para los amantes del séptimo arte.
Ya sea una noche entre amigos viendo Tesis por casi décima vez, desastrosos rodajes de cortometrajes o la figura de ese director llamado Romano. Ese ególatra aclamado por el que suspiran muchos novatos en la ficción de Carlos Montero. Pero también algunos guiños como ese libro, Los aires difíciles, de Almudena Grandes que Jimena lee en su cuarto. Esa divertida explicación del salto de eje a una Irene absolutamente incapaz de llegar a entender semejante mecanismo mágico. O una banda sonora muy bien elegida y muy acorde con los tiempos de la trama.
Además, notable resulta el trabajo de Georgina Amorós. Personalmente creo que está magnífica en su rol. Siempre con una luz especial y unos ojos que caminan por la euforia, la indecisión, el dolor, la alegría, la tristeza...Es decir, por un sinfín de estados de ánimo que ella consigue articular con naturalidad y conciencia. Conciencia del producto que tiene entre manos y el público al que va destinado. Y con ella, destacado también Carlos González, ese amigo gay divertido y metepatas. Así como en un segundo plano Franco Masini que si bien no llega a la altura de Amorós puede resultar verdadero en algunos tramos. Bueno, si no tenemos en cuenta que todos ellos hacen personaje de en teoría 18 años hasta los casi 38 años. Licencias del guion que no tenemos en cuenta por lo gustoso del viaje.
*Conclusión
En resumen, Todas las veces que nos enamoramos es una acertada comedia romántica, con una gran tragedia que atraviesa toda la trama. Una serie de ocho capítulos con el sello ganador de su creador, Carlos Montero. Sobre amor, cine y hacerse adulto. Con una chica que deja su Castellón natal para estudiar comunicación audiovisual en la capital. Resultado de su sueño de convertirse en una directora de cine. En un cambio brusco que supondrá para ella un gran viaje vital de descubrimiento. Que le proporcionará amigos inolvidables y un chico muy especial. El mejor actor para sus cortos y quién le roba una y otra vez el corazón.
Escrito por Laura Tabuyo Acosta
28 de agosto de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que engancha. Engancha por el dúo magnífico que forman Carlos González y Blanca, y por supuesto Georgina Amorós, quien está espectacular de principio a fin. No puedo decir lo mismo de Franco Masini, quien a veces te saca de la serie por la mala actuación.
En general es una serie para pasar el rato, no se puede extraer mucho aprendizaje pero sin embargo me ha gustado que me transporte al ámbito de mis amigos, a esa dinámica de cuándo todo suele ser un caos y los amigos están ahí pase lo que pase.
El final me parece inmejorable.
En general es una serie para pasar el rato, no se puede extraer mucho aprendizaje pero sin embargo me ha gustado que me transporte al ámbito de mis amigos, a esa dinámica de cuándo todo suele ser un caos y los amigos están ahí pase lo que pase.
El final me parece inmejorable.
4 de abril de 2023
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los protagonistas, estudiantes ellos de Comunicación Audiovisual en el año 2003, están desde el primer curso trabajando... en lo suyo. Esa sí que es buena. Deben de ser los tipos más suertudos del gremio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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