Mar Mediterráneo
Mar Mediterráneo. Mar interior de Europa, Asia y Africa, unido al océano Atlántico en su extremo occidental por el estrecho de Gibraltar. Conocido por los romanos como el Mare Nostrum "Mar Nuestro", el Mediterráneo es casi un mar cerrado. Tiene una gran importancia política como salida marítima para los países de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas a través del Bósforo, el mar de Mármara, los Dardanelos y el mar Negro, y para el acceso de Europa y América al petróleo de Libia, Argelia y de la región del golfo Pérsico a través del canal de Suez y los oleoductos terrestres.
Sumario
Extensión
El Mediterráneo cubre una extensión de unos 2.510.000 km2. Tiene una longitud de este a oeste de 3.860 km y una anchura máxima de 1.600 km. En general poco profundo 1.370 m de media, el Mediterráneo alcanza una profundidad máxima de 5.121 m frente a la costa sur de Grecia.
Etimología
La etimología de este mar procede del latín Mar Medi Terraneum, cuyo significado es "mar en el medio de las tierras". La mayoría de los habitantes de sus costas han usado una denominación derivada de la latina. En idioma griego se llama Mesogeios Thalassa con el mismo significado que el nombre latino, en árabe se llama Al-Bahr al-Mutawāsit ("mar intermedio"), y en turco Ak Deniz ("mar blanco", por oposición al mar Negro, pues los turcos llaman "blanco" al Sur y "negro" al Norte). El nombre turco también se utiliza a veces en árabe: Al-Bahr al-Abyad Para los egipcios era "el Gran Verde".
Historia
El mar Mediterráneo ha sido un mar clave para la Historia. fenicios y romanos han navegado por él junto a los griegos, quienes sobrepasaron los límites del mismo a través del Estrecho de Gibraltar hace unos 3000 años aproximadamente. Éstos navegantes sólo conocían las corrientes de los ríos y supusieron que la extensión de agua al otro lado de Gibraltar era un enorme río. Por lo tanto, la palabra que significa río en el griego clásico era Okeano, y de allí proviene la palabra océano.
En la Roma antigua se llamó Mare Nostrum (Nuestro mar) debido a que todas sus orillas fueron ocupadas por ella, y en el siglo XX Mussolini - queriendo recrear el imperio romano - lo llamó Mare Nostrum Italiano durante la segunda guerra mundial.
El mar originó una serie de leyendas y mitos en torno a él, como la de Jasón y los argonautas.
Mares que lo componen.
El Mediterráneo se puede considerarla suma de diferentes mares que continúan conservando su nombre a través de los siglos;
- Mar Jónico, está localizado desde el sur de Italia a Grecia.
- Mar Tirreno, localizado entre Cerdeña y Nápoles aproximadamente.
- Mar de Liguria, abarca desde Niza en Francia y costa noroeste de Italia.
- Mar Adriático, Toda la costa este de Italia y la antigua Yugoslavia y Albania.
- Mar Egeo, entre costa oeste de Turquía Las Cícladas y Tesalónica en Grecia.
- Mar de Creta, como su propio nombre indica entre Creta y las islas Cícladas
Dimensiones
4000 km. desde el Este al Oeste
46000 km. de litoral
Superficie
El Mediterráneo representa 1% de la superficie de los océanos, 2,51 millones de km2.
Volumen
3,7 millones de km2
Profundidad
Media 1370 m
Máxima 5121 m Fosa de Matapan en Grecia
Temperatura
La temperatura del agua de la superficie varia según la estación del año.
Entre 21 y 30° en verano, entre 10 y 15 ° en invierno, la temperatura aumenta de Oeste a Este
a partir de 100 à 200 m la temperatura se mantiene constante ± 13°
Salinidad
Media 38% contenido de sal
Aumenta de Este a Oeste de 37% a 39% c/sal
Principales Ríos
Nilo, Po, Ebro, Ródano
El Caudal medio para los 69 ríos que desembocan en El Mediterráneo 283 km3/año
Clima
Es un mar calido :
- Lluvioso en Otoño
– Inviernos Dulces
– Primaveras lluviosas
– Verano seco y caluroso
Países que lo rodean
España, Francia, Italia, Croacia, Albania, Grecia y Turquía en la costa norte, Líbano, Siria e Israel en el este, Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos en el sur.
Geología
Este Mediterráneo de cruceros de lujo es un resto del antiguo y extenso mar llamado Tethys, que desapareció casi totalmente por un cierre tectónico de placas en el oligoceno, hace 30 millones de años, cuando las placas africana y euroasiática entraron en colisión. Las placas continúan acercándose, provocando erupciones en volcanes como el Etna, el Vesubio y el Stromboli, todos ellos en Italia, y originando frecuentes terremotos que han devastado partes de Italia, Grecia y Turquía.
Una barrera subterránea desde Túnez a Sicilia divide el Mediterráneo en dos cuencas, la oriental y la occidental.
Hay otra barrera subterránea entre España y Marruecos a la salida del Mediterráneo, con sólo 300 m de profundidad, restringe la circulación a través del angosto estrecho de Gibraltar, reduciendo, por lo tanto, las diferencias de nivel de las mareas lo que, junto con el alto nivel de evaporación, hace que el Mediterráneo sea mucho más salino que el océano Atlántico.
El mar Mediterráneo se formó a partir del primitivo mar de Tetis, de mucha más extensión que el Mediterráneo, y fue disminuyendo a medida que la placa Africana se aproximaba a la Euroasiática. Hace unos 60 millones de años, comienzos del Terciario, el mar de Tetis, antecesor del Mediterráneo, inundaba gran parte del norte de África y Europa, que en aquel entonces no era más que un archipiélago de islas.
Durante el Terciario, el mar de Tetis se fue estrechando por el este hasta que se formó una gran cuenca marina casi separada del océano abierto. Esta cuenca abarcaba en una misma masa de agua al Mediterráneo, al mar Negro y al mar Caspio.
Pero por occidente el Mare Nostrum seguía conectado a mar abierto a través de superficies hoy en día emergidas del sur de la Península Ibérica y el norte de Marruecos.
Hace uno 6 ó 5 millones de años, el Mediterráneo sufrió continuas desecaciones debido a una inestable conexión con el océano Atlántico. Este fenómeno tuvo una fuerte repercusión sobre la salinidad del agua marina.
En un futuro (unos 5 millones de años) el Estrecho de Gibraltar se cerrará y el Mediterráneo quedará reducido a unos pocos lagos hipersalinos. Se sabe por los depósitos salinos del fondo del mar que esto ya sucedió hace unos pocos millones de años. Entonces la diferencia de nivel entre el Atlántico y el Mediterráneo provocó la rotura del dique de roca que se había formado en el Estrecho. Lo que había tardado cientos de años en secarse se llenó en 40 años a través de una enorme cascada. Recientemente, otros estudios apuntan a un proceso de llenado mucho más corto, de unos 2 años.
Si el estrecho de Gibraltar se cerrara, el Mediterráneo se secaría puesto que éste es un mar en el que se evapora más agua de la que entra por los ríos, provocando una salinidad más elevada que en el Atlántico, océano del cual recibe el agua que pierde debido a la evaporación.
Las temperaturas en los lugares cercanos al Mediterráneo son agradables, ya que en verano sus costas son más frescas y en invierno mantienen las temperaturas algo más elevadas que en el interior del continente.
Principales Islas
Chipre, Creta, Rodas, Cerdeña, Córcega, Sicilia, Malta, Baleares.
Malta y Sicilia han dominado la navegación mediante los estratégicamente situados canales de Sicilia y de Mesina. Entre otras islas importantes destacan las islas Baleares (España), Córcega (Francia), Cerdeña (Italia), Chipre y las islas Jónicas, Cícladas, las del Dodecaneso y las del Egeo (Grecia). Los brazos del Mediterráneo incluyen el mar Tirreno, situado frente a las costas occidentales de Italia, el mar Adriático, que se extiende entre Italia y la península Balcánica, y los mares Egeo y Jónico, frente a la Grecia peninsular. Barcelona, Valencia, Marsella, Génova, Trieste, Alejandría y Haifa son puertos importantes del Mediterráneo.
Flora y Fauna
La región mediterránea está caracterizada por un alto grado de endemismo que ha ocasionado que se la considere como uno de los lugares de mayor concentración de biodiversidad en el ámbito mundial. Dicha peculiaridad se explica de diversas formas:
bajo impacto de la última glaciación en la zona, que produjo que actuara como reserva; la presencia de macizos montañosos importantes (por ejemplo, el Atlas,la cordillera del Taurus al sur, las zonas de Gúdar, Javalambre, Levante…), que dota de diversidad estructural al bitopo; y también a la larga historia de los diversos usos de la tierra por
parte de la población local que ha creado y mantenido una amplia gama de hábitats.
Desde un punto de vista biogeográfico, los territorios con clima mediterráneo ocupan no sólo la cuenca del Mediterráneo, la Región Mediterránea propiamente dicha, sino que incluye también a las costas de Libia y Egipto, que pertenecen a la Región Saharo-Arábiga. El clima mediterráneo se adentra hacia Afganistán, Cáucaso y centro de Asia (donde Armenia y territorios de Taskent lo poseen, Región Irano-Turaniana).
La Región Mediterránea posee característicamente un dosel arbóreo boscoso esclerófilo siempre verde, con especies del género Quercus del subgénero Sclerophyllodrys, especialmente la encina, aunque también posee mucha representación la carrasca, rotundifolia. En otros casos aparecen el alcornoque, dependiente de mayor homogeneidad en el ŕegimen pluvial, y , en el mediterráneo oriental, los vicariantes Q. trojana y Q. macrolepis. En cuanto a vegetación arbustiva, abunda la coscoja (Q. coccifera). Dentro de este contexto ecológico de bosque de carrasca y encina, aparece una rica flora arbustiva de madroños, Viburnum tinus, Laurus nobilis, Pistacia lentiscus, Rhamnus alaternus, etc. Como lianas, Rubia peregrina, Lonicera sp. pl, Smilax aspera y otras, dependiendo de la humedad del ecosistema. En las áreas del sudeste peninsular aparecen especies más cercanas a la vegetación norteafricana, como Ziziphyus lotus, Periploca angustifolia o Maitenus senegalensis. Cuando el clima es más mesofítico y la aridez del verano es menor, surgen estructuras boscosas con predomino de robledales, formados por árboles marcescentes del género Quercus como Q. pyrenaica o Q. faginea.
Los pinos mediterráneos, generalmente asociados a las especies Pinus halepensis y P. brutia, también comprenden a P. pinaster, en sustratos pobres en bases, y P. pinea, en arenosos. En el piso supramediterráneo aparece P. nigra, sobre sustratos ricos en bases, y en el oromediterráneo, P. sylvestris. El género Juniperus, de enebros y sabinares, posee también una buena representación, con J. oxycedrus como especie más común, si bien también son frecuentes J. macrocarpa, J. phoenicea y otros.
La diversidad faunística del entorno mediterráneo es enorme, comparable a la de las plantas. Analizando la riqueza de especies para algunos taxones, obtenemos que: de las 62 especies de anfibios que hay en el Mediterráneo, 35 son endémicas, al igual que las 111 de las 179 especies de reptiles; de las 184 especies de mamíferos registradas, el 25 % son endémicas y 52 especies están amenazadas (sin contar los mamíferos marinos); y que el 28 % de las especies marinas halladas en el Mediterráneo son endémicas. En cuanto a las aves, el Mediterráneo es un mar de especial diversidad puesto que se halla en la ruta migratoria de multitud de especies. Se estima que unos 2.000 millones de aves migratorias de 150 especies distintas se detienen en sus humedales durante su trayecto o se establecen allí en algún período corto del año.
Conservación
El Mediterráneo se enfrenta a varios problemas derivados de la mano del hombre: la sobrepesca, las técnicas de pesca destructivas, el exceso de urbanismo en la franja litoral, la contaminación y el calentamiento global. La sobrepesca actual es más del doble que hace 50 años aunque gracias a los esfuerzos ha bajado hasta la cifra actual de millón y medio de toneladas todavía demasiado alta para lo que este mar puede soportar. Este mar, por ser semicerrado, es muy sensible a la contaminación que produce la mala depuración de vertidos en los ríos, lo que significa una grave amenaza. El turismo mediterráneo suele acudir a
zonas insuficientemente preparadas para aguantarlo y los vertidos no son tratados, además las obras erosionan las costas. También este acude a zonas de riqueza ecológica destruyendo el hábitat de especies en peligro (como focas y tortugas).
Por otra parte el cambio climático afecta aumentando la salinidad del mar y su temperatura. Se han analizado datos desde 1948, el aumento medio de la temperatura superficial entre 1948 y 2005 del mar oscila entre 0,12 °C y 0,5 °C a lo largo del litoral mediterráneo; en profundidades intermedias (200 m a 600 m) la temperatura aumentó desde 1948 hasta 2000 entre 0,05 °C y 0,2 °C, y la salinidad se incrementó entre 0,03 y 0,09. En las capas profundas (1000 m a 2000 m) el aumento de temperatura osciló entre 0,03 °C y 0,1 °C y el de salinidad entre 0,05 y 0,06. El aumento de temperatura de las capas intermedias y profundas puede parecer pequeño, pero hay que tener en cuenta el alto calor específico del mar, por lo que incrementos pequeños de temperatura requieren que el mar absorba enormes cantidades de calor. El aumento de salinidad refleja la disminución de las precipitaciones en el Mediterráneo, así como la disminución del aporte de los ríos debido a las obras hidráulicas llevadas a cabo en sus cauces. Desde mediados de los 90, se ha observado un acusado aumento del nivel del mar de entre 2,5 mm/año y 10 mm/año, causado en parte por el aumento de la temperatura y en parte por el incremento del volumen de agua producido por el deshielo de los casquetes polares;
Otras amenazas significativas son la desaparición de las praderas submarinas de Posidonia, una fanerógama marina que fundamenta gran parte de la diversidad biológica mediterránea y las plagas de medusas lo que destruye el frágil ecosistema.
La legislación europea en materia de medio ambiente es prolija en la definición, mediante la directiva 92/43/CEE (directiva Hábitat) y su ampliación con la directiva 97/62/CEE, de medidas de protección del medio ambiente y de espacios diseñados para tal fin, como son los lugares de interés comunitario o LICs o las zonas especiales de conservación o ZECs, además de mediante otras directivas como la de aves, la directiva 79/409/CEE, que define los entornos ZEPAs o Zonas de Especial Protección para Aves; ambos interrelacionados mediante la Red Natura 2000.
En materia de convenios suscritos entre estados, estos carentes de obligaciones legales en cuanto a cumplimiento, afectan al mar Mediterráneo de distinta forma: el convenio sobre la diversidad biológica de Río de Janeiro; el convenio sobre el comercio de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES por sus siglas en inglés); el Convenio sobre la conservación de la vida silvestre en Europa y de los hábitats naturales; el convenio sobre la conservación e las especies migratorias de la fauna silvestre; el convenio de Ramsar, sobre la conservación de humedales; y el convenio para la protección del Mar Mediterráneo (Convenio de Barcelona). Dentro de este último, España firmó en 1995 el “Protocolo sobre Zonas Especialmente Protegidas y la Diversidad Biológica en el Mediterráneo” y adoptó un año después, en Montecarlo, sus anexos. Según este Protocolo cada Parte Contratante debe establecer Zonas Especialmente Protegidas de Importancia para el Mediterráneo (ZEPIM) en las zonas marinas y costeras sometidas a su soberanía y jurisdicción.
A nivel estatal y regional, existe numerosa legislación que determina las actuaciones a nivel local; no obstante, el carácter normativo de las directivas europeas provoca una cierta homogeneidad en ésta.
Explotación
A pesar de que el total de capturas pesqueras que se realizan en el mar Mediterráneo a duras penas sobrepasa el 1 por 100 de las hechas en todo el mundo, una vez en la plaza del mercado su valor económico se eleva hasta el 6 por 100 del total. La razón no es otra que la escasez de peces que se registra en sus aguas. Las causas del fenómeno se encuentran en las características geográficas de este mar, con estrechas plataformas continentales asomadas a abismos de más de 2.000 metros de profundidad. No hay que olvidar que más del 80 por 100 de la riqueza íctica se localiza en dichas áreas costeras. El otro factor es la reducida llegada de nutrientes a sus aguas, debido a la existencia de muy pocos ríos caudalosos, que son los que realizan estos aportes. Pero también esta escasez es consecuencia de las actuaciones que las personas llevan realizando sobre sus aguas, especialmente a partir del último medio siglo. Sobre explotación pesquera y contaminación son las que más han afectado al mantenimiento de su ya de por sí, reducida biomasa. Italia, Grecia, España y Francia son las potencias pesqueras de este mar. A estas cuatro naciones europeas les corresponde el 70 por 100 de todas las capturas. La proporción restante se la reparten entre Túnez, Marruecos, Egipto, Israel, Argelia y países de la antigua Yugoslavia. Pero no son los únicos que pescan aquí: a sus barcos hay que unir una flota pirata de tamaño indeterminado que opera bajo banderas de países como Panamá, Sierra Leona o Taiwán.
El golfo de León, Alborán, Baleares, Córcega, Cerdeña y las situadas frente a las costas italianas son las aguas más castigadas. De ellas técnicamente han desaparecido especies tan emblemáticas como la merluza, el atún, el pez espada, las sardinas o las anchoas. En el estudio Mediterranean Marine Gap Analysis, publicado el pasado mes de julio por WWF/Adena, se recomienda prohibir la pesca de arrastre en todo el Mediterráneo entre 0 y 50 metros de profundidad, que es donde se localiza el 80 por 100 de su biodiversidad. Después de calificar como “completamente perdidas” a costas como la italiana del Adriático, el tramo entre la desembocadura del Ródano y España, el levante español entre Barcelona y Valencia y el margen entre Siria y el Nilo, esta organización conservacionista identifica un total de 13 áreas marítimas que necesitan una urgente protección. Se trata de zonas que están en torno a los lugares más emblemáticos del Mediterráneo: Baleares y mar de Alborán en España; Córcega en Francia;Liguria, Cerdeña y costa tirrenica en Italia; costa de Dalmacia en Croacia; costa oriental e islas Jónicas en Albania y Grecia; mar Egeo, costa de Anatolia y costa Cilicia en Turquía; costas de la isla de Chipre; costa cirenaica y Golfo de Sirte en Libia y costas de Argelia y Túnez.
El exceso de capturas ha obligado a la UE a reducirlas en 5.000 toneladas, el 25 por 100 de las cuotas actuales.
El atún, su representante
Descritos por Aristóteles hace 2.000 años, los atunes han sido siempre una de las especies más conocidas y apreciadas en el Mediterráneo. Estos peces de gran tamaño, que pueden superar los 600 kilos de peso, realizan a lo largo de su vida largas migraciones, y se localizan preferentemente en todo el Atlántico norte y en el Mediterráneo. Es la especie que mejor representa la preocupante situación del Mediterráneo en la actualidad. Al ser su pesquería una de las más rentables del mundo, se utilizan las más diversas artes –cerco, anzuelo, palangre, deriva y otras– y la más moderna tecnología –aviones, helicópteros, radares, satélites, sonares, etc.– para la captura de toda clase de ejemplares, que no suelen respetar ni los inmaduros ni los de pequeñas tallas. Las 5.000 toneladas que se capturaban en 1975 en todo el Mediterráneo se multiplicaron por cuatro el pasado año. La población de peces adultos ha disminuido el 80 por 100 en los últimos años y su biomasa reproductora es sólo el 14 por 100 de la estimada en 1975.