Capitalismo
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Capitalismo. Formación económico-social que sucede al feudalismo. En la base del capitalismo, se encuentra la propiedad privada de los medios de producción y la explotación del trabajo asalariado.[1]
Sumario
- 1 Antecedentes históricos
- 2 Características
- 3 Explotación capitalista
- 4 Contradicción fundamental del capitalismo
- 5 Ley económica fundamental
- 6 Formas de producción
- 7 Clase superior
- 8 Capitalismo de estado y capitalismo monopolista de estado
- 9 Coexistencia pacífica
- 10 Crisis general del capitalismo actual
- 11 Período de transición del capitalismo al socialismo
- 12 Contraparte
- 13 Véase también
- 14 Referencias
- 15 Fuentes
Antecedentes históricos
Fernand Braudel sitúa los orígenes del capitalismo en la Edad Media, en algunas pequeñas ciudades comerciantes. La historia del capitalismo ha sido objeto de grandes debates sociológicos, económicos e históricos desde el siglo XIX. El comercio existen desde que surgió la civilización, pero el capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XVI en Inglaterra, en sustitución del feudalismo.
Según Adam Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a "realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras". De esta forma al capitalismo, al igual que al sistema de precios y la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de la edad moderna.
Cruzadas
Este impulso natural hacia el comercio y el intercambio fue acentuado y fomentado por las Cruzadas que se organizaron en Europa occidental desde el siglo XI hasta el siglo XIII. Las grandes travesías y expediciones de los siglos XV y XVI reforzaron estas tendencias y fomentaron el comercio, sobre todo tras el descubrimiento del Nuevo Mundo y la entrada en Europa de ingentes cantidades de metales preciosos provenientes de aquellas tierras.
El orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en el siglo XIX.
Sin embargo, ya antes del inicio de la industrialización había aparecido una de las figuras más características del capitalismo, el empresario, que es, según Schumpeter, el individuo que asume riesgos económicos no personales. Un elemento clave del capitalismo es la iniciación de una actividad con el fin de obtener beneficios en el futuro; puesto que éste es desconocido, tanto la posibilidad de obtener ganancias como el riesgo de incurrir en pérdidas son dos resultados posibles, por lo que el papel del empresario consiste en asumir el riesgo de tener pérdidas o ganancias.
El camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la filosofía del Renacimiento y de la Reforma Protestante. Estos movimientos cambiaron de forma drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados nacionales (y posteriormente el Estado de Derecho como sistema político y el liberalismo clásico como ideología) que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo del capitalismo en las naciones europeas.
Este crecimiento fue posible gracias a la acumulación del excedente económico que generaba el empresario privado y a la reinversión de este excedente para generar mayor crecimiento económico, lo cual generó industrialización en las regiones del norte.
Comienzos en el mundo actual
Algunos economistas entienden que el capitalismo comenzó en la baja edad media, hacia los siglos XIII o XIV. Otros identifican el feudalismo con la edad media y consideran que el capitalismo es el sistema que vino después, es decir, a partir del siglo XVI, ya que el final de la edad media suele fijarse en la caída de Constantinopla (1453) o el descubrimiento de América (1492). Otros consideran que una característica definitoria del capitalismo es la producción industrial en grandes cantidades, por lo que solo consideran capitalista al sistema que surgió en Inglaterra tras el invento de la máquina de vapor y la industrialización, en el siglo XVIII.
Características
La propiedad privada sobre los medios de producción. Las clases sociales: Burguesía y proletariado. De la relación de ambas clases surge y se desarrolla el capital. Las relaciones sociales de producción son de explotación, basada en la propiedad privada de los medios de producción. La forma de explotar es la plusvalía. Producción generalizada de mercancías. El fin es la obtención de ganancias. Existen las crisis periódicas. El desarrollo de la ciudad y del campo es desigual.
La contradicción básica del capitalismo –entre el carácter social del trabajo y la forma capitalista privada de la apropiación- se expresa en el antagonismo entre las clases básicas de la sociedad capitalista, el proletariado y la burguesía.
Explotación capitalista
Forma histórica de explotación de los trabajadores bajo la cual los capitalistas, poseedores de los medios de producción, se apropian la plusvalía creada por el trabajo no retribuido de los obreros. La forma de explotación capitalista se distingue de las formas esclavista y feudal por presentarse de una manera velada. En el régimen de esclavitud y en el feudal, la explotación resultaba palmaria, abierta; el trabajador dependía personalmente de los explotadores, y la disciplina del trabajo era la disciplina del palo. Bajo el capitalismo, los obreros jurídicamente son personas libres, pero como carecen de medios de producción, para no morir de hambre se ven obligados e vender su fuerza de trabajo.
El capitalista y el obrero como poseedores de mercancías aparecen en el mercado formalmente libres e iguales en derechos, mas la apariencia de igualdad jurídica entre el dueño del capital y el dueño de la fuerza de trabajo encubre la monstruosa desigualdad que existe entre los explotadores y los explotados. El obrero sólo es libre de elegir a cuál de los explotadores va a vender su fuerza de trabajo. Con el desarrollo del capitalismo y el incremento constante del ejército inmenso de parados, el obrero ya no es libre ni siquiera de elegir a su opresor. La disciplina del hambre le obliga a buscar al trabajo que sea. Únicamente acabando con la propiedad capitalista sobre los medios de producción y estableciendo la propiedad colectiva socialista, puede acabarse con la explotación del trabajo asalariado por parte del capital.
Contradicción fundamental del capitalismo
La contradicción fundamental del Capitalismo es la que se manifiesta entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiarse el producto del trabajo. Esta contradicción expresa el profundo antagonismo entre el trabajo asalariado y el capital, entre las fuerzas productivas en desarrollo y las relaciones de producción capitalistas que las encadenan. A medida que se desarrollan las fuerzas productivas modernas, basadas en la gran industria maquinizada, la producción va concentrándose más y más, la división social del trabajo progresa, lo cual lleva a que se amplíen y se intensifiquen los nexos económicos entre las diversas empresas y ramas de la economía.
En la producción de cada clase de producto participan, directa o indirectamente, empresas de diferentes ramas de la producción, centenares de miles y millones de obreros, agrupados en las empresas capitalistas. El proceso de producción y de trabajo se socializa en grado creciente. Sin embargo, tanto la producción como sus resultados no pertenecen a quienes en realidad son sus creadores —los trabajadores—, sino a personas privadas, a los capitalistas, quienes utilizan la riqueza social para obtener ganancias, y no en interés de toda la sociedad.
La relativa organización del trabajo en las empresas entra en contradicción con la anarquía y la falta de plan de la economía capitalista tomada en su conjunto. Movidos por su afán de lucro, los capitalistas amplían la producción hasta un volumen enorme e intensifican la explotación de los obreros. Al mismo tiempo, la demanda solvente de la masa fundamental de la población se halla limitada por el valor de la fuerza de trabajo y, en las condiciones que crea el paro forzoso masivo y constante, dicha demanda a menudo resulta más baja que su valor.
El retraso en que se encuentra el consumo de las masas populares respecto al crecimiento de la producción hace que periódicamente surjan crisis económicas de superproducción acompañadas de un despilfarro de trabajo social, de la destrucción física de los bienes materiales producidos. La causa de las inevitables crisis económicas radica en la contradicción fundamental del capitalismo. Esta contradicción alcanza su máxima agudeza en los años de crisis. Con el desarrollo del capitalismo, la contradicción básica aún se agrava más. Ahora bien, el capitalismo no sólo engendra la contradicción básica que le es inherente, sino que además crea las condiciones objetivas y subjetivas para resolverla.
La parte fundamental de la clase obrera se halla concentrada en las grandes empresas y en los centros industriales, hecho que facilita su unión, cohesión y organización en la lucha contra la clase de los capitalistas.
En el decurso de la lucha revolucionaria, la clase obrera, al frente de todos los trabajadores, liquida la contradicción fundamental del capitalismo eliminando el régimen capitalista y sustituyéndole por un régimen social más progresivo: el Socialismo, el Comunismo.
Ley económica fundamental
Ley, descubierta por Marx, de la producción y apropiación de la plusvalía; refleja la relación principal del modo capitalista de producción, a saber: la de explotación del trabajo asalariado por parte del capital. El fin inmediato de la producción capitalista estriba en crear plusvalía para que de ella se apropien los capitalistas.
La ley económica fundamental del capitalismo expresa la sed insaciable que tienen los capitalistas de trabajo obrero no remunerado, su afán de aumentar la plusvalía pone de manifiesto cuál es el motivo propulsor, el estímulo del crecimiento de la producción capitalista. Marx indicaba que la producción de plusvalía o de ganancia constituye una ley absoluta del modo capitalista de producción. Los medios para alcanzar la finalidad de la producción capitalista son:
- ampliarla e intensificar la explotación del proletariado,
- empeorar la situación de este último,
- arruinar a la masa de los pequeños productores,
- subyugar y expoliar a los pueblos de otros países.
La plusvalía se eleva de dos maneras, a las que se recurre para intensificar el grado de explotación de la clase obrera produciendo plusvalía absoluta y produciendo plusvalía relativa. La ley de la plusvalía como ley económica fundamental del capitalismo, mantiene su vigencia a lo largo de todo el desarrollo del capitalismo. Ahora bien, en las diversas fases del desarrollo capitalista, dicha ley se manifiesta de manera distinta. En la época del capitalismo premonopolista, la ley de la plusvalía actuaba como ley de la ganancia media (general) y de la ganancia extraordinaria. Cuando ya en el imperialismo, domina el capital monopolista, la forma mas importante en que se manifiesta y desarrolla la ley económica fundamental del capitalismo es la de elevada ganancia monopolista, descubierta por Lenin. La acción de la ley de la plusvalía hace que se acentúe la anarquía de la producción capitalista, que se agudice la lucha competitiva, que empeore la situación de las masas trabajadoras, que se agrave la contradicción entre el trabajo y el capital. La acción objetiva de esta ley del capitalismo hace más profunda y acerba la contradicción fundamental del régimen capitalista, lleva inevitablemente a la sustitución revolucionaria de este régimen por el modo socialista de producción.
Formas de producción
- La producción mercantil simple, que es la producción basada en la propiedad privada de los medios de producción y en el trabajo personal.
- La manufactura, es el paso intermedio entre la producción mercantil simple y la maquinizada, es lo hecho con la mano.
- La producción maquinizada, es la producción automatizada.
- El desarrollo de la máquina comenzó a partir de la revolución Industrial.
El Capitalismo atravesó por dos fases, la Premonopolista o de libre competencia y la Imperialista o Monopolista. La fase monopolista se basó en la competencia entre capitalistas, las formas de producción de mercancías fueron la producción mercantil simple y la manufactura en especial. La competencia entre los capitalistas se basaba en el costo de los productos y la calidad de estos.
El Capital es la característica principal de este sistema, y es todo aquello que se puede producir, desde el punto de vista económico, pero no es solo un objeto económico también es una relación social de producción.
Clase superior
Se le conoce como la fase superior del Capitalismo. Las características de esa fase son:
- La concentración de la producción y del el capital a tal grado que se crean los Monopolios.
- La fusión del capital bancario con el industrial
- La exportación del capital adquiere más importancia
- La creación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas
- La terminación del reparto territorial del mundo.
- En resumen, el Imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en donde toman el dominio los Monopolios y el capital financiero.
Capitalismo de estado y capitalismo monopolista de estado
Formas de la economía capitalista que se caracterizan por la transformación de las empresas capitalistas privadas en empresas estatales y por el control del Estado sobre la vida económica del país. En el estadio premonopolista, el capitalismo de Estado servía para acelerar el proceso de reproducción capitalista.
El capitalismo monopolista de Estado se forma en la época del imperialismo y se caracteriza por unir los monopolios más grandes con el aparato del Estado burgués, por subordinar dicho aparato a los monopolios con el fin de despojar en grado máximo a los trabajadores y obtener altos beneficios monopolistas.
El capitalismo monopolista de Estado constituye el mayor nivel a que puede llegar la socialización de la producción bajo el capitalismo, por lo que constituye, según palabras de Lenin, «la plena preparación material del socialismo». Pero no forma un estadio de desarrollo distinto del imperialismo ni significa que el capitalismo se integre pacíficamente al socialismo. No modifica la naturaleza del capitalismo elimina la contradicción entre el trabajo y el capital, no acaba con la anarquía de la producción ni con las crisis económicas.
El capitalismo monopolista de Estado no consolida el sistema capitalista, sino que lo quebranta, ahonda sus contradicciones fundamentales y, de este modo, hace más próximo el hundimiento definitivo del capitalismo.
Es necesario diferenciar del capitalismo monopolista de Estado –que intensifica la explotación de los trabajadores, aplasta los movimientos obrero y nacional– el capitalismo de Estado de los países económicamente poco desarrollados (India, R.A.U., Indonesia.), en los cuales desempeña un papel progresivo, estimula la el avance de la economía y contribuye a consolidar la independencia nacional.
Al enjuiciar el capitalismo de Estado en tal o cual país, es indispensable tener en cuenta si se utiliza en interés de los monopolios o del pueblo. Bajo el régimen de dictadura del proletariado, el capitalismo de Estado, sin ser el régimen económico preponderante, adquiere un contenido diferente por principio dado que se encuentra bajo el control de la clase obrera y se utiliza para el desarrollo de la gran producción. Según palabras de Lenin, «...el paso al comunismo puede realizarse también a través del capitalismo de Estado si el poder del Estado se halla en manos de la clase obrera»
Coexistencia pacífica
Principio de política exterior aplicado por la U.R.S.S y otros países del socialismo con el fin de evitar una nueva guerra mundial. El primero en formular la idea de la coexistencia de estados con distintos sistemas sociales fue Lenin, quien se basó para ello, en la ley del desarrollo desigual, económico y político, del capitalismo.
En virtud de dicha ley, el paso al socialismo no se efectúa simultáneamente en todos los países, sino que constituye toda una época histórica, la cual se inicia con la victoria del socialismo en uno o en varios países y acaba con el triunfo del socialismo y del comunismo en todo el mundo. De ahí se desprende la necesidad objetiva de una prolongada coexistencia entre los estados socialistas y capitalistas.
La coexistencia pacífica presupone la renuncia a la guerra como medio de resolver las disputas internacionales, la comprensión recíproca y la confianza entre los estados, la no intervención en los asuntos internos de los pueblos, el fomento de la colaboración económica y cultural entre los países. La idea leninista de la coexistencia pacífica se ha hecho realidad viva en la actividad de los partidos comunistas hermanos.
La coexistencia de estados capitalistas y socialistas no significa, como afirman los revisionistas, amortiguar la lucha de clases o conciliar con la ideología burguesa. La coexistencia pacífica es una forma peculiar de la lucha de clases, que se lleva a cabo por medios pacíficos, con la particularidad de que el principal campo de batalla entre socialismo y capitalismo radica en la emulación económica, en la cual el socialismo, gracias a las ventajas que le son inherentes, alcanzará la victoria.
Lo que contribuirá a que las ideas del socialismo conquisten las mentes y los corazones de las masas populares no es la guerra con otros países, sino el ejemplo de una organización más perfecta de la sociedad, el florecimiento de las fuerzas productivas, la creación de todas las condiciones para que el hombre alcance la felicidad y el bienestar.
Crisis general del capitalismo actual
Crisis multilateral del sistema capitalista en el mundo; afecta tanto al régimen económico y estatal como a la Política, a la ideología y a todas las demás esferas de la vida de la sociedad burguesa contemporánea.
El rasgo decisivo de la crisis general del capitalismo estriba en la división del mundo en dos sistemas opuestos: el capitalista y el socialista.
«El que se vayan desprendiendo del capitalismo nuevos países; el que se debiliten las posiciones del imperialismo en la competición económica con el socialismo; el que se desintegre el sistema colonial del imperialismo; el que se acentúen las contradicciones del imperialismo por el desarrollo del capitalismo monopolista de Estado y por el crecimiento del militarismo; el que se intensifique la inestabilidad interna y la descomposición de la economía capitalista, hecho que se manifiesta en la creciente incapacidad del capitalismo para utilizar plenamente las fuerzas productivas (ritmos bajos de crecimiento de la producción, crisis periódicas, constante falta de aprovechamiento del potencial de producción, paro forzoso crónico); el que aumente la lucha entre el trabajo y el capital; el que se agraven sensiblemente las contradicciones de la economía capitalista en el mundo; el que la reacción política alcance extremos nunca vistos en todos sentidos, renuncie a las libertades burguesas y establezca regímenes fascistas, tiránicos, en varios países; el que la política y la ideología burguesas sufran honda crisis– todo ello es expresión de la crisis general del capitalismo»[2]
Etapas
La crisis general del capitalismo, en su desarrollo, pasa por varias etapas. La primera etapa surgió en el período de la primera guerra imperialista mundial y, ante todo, como resultado de la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia. La segunda etapa surgió en el período de la segunda guerra mundial y, sobre todo, como resultado de la aparición del régimen de democracia popular en varios países de Europa y Asia. El rasgo decisivo de este período consiste en que el socialismo rebasó el marco de un solo país y se constituyó el sistema mundial del socialismo. La tercera etapa de la crisis general del capitalismo ha empezado en la segunda mitad de la década de 1950. La peculiaridad de dicha etapa consiste en haber surgido no por una guerra mundial, sino en el ambiente de competición y lucha entre los dos sistemas, con la quiebra del sistema colonial del imperialismo en el mundo, con una modificación cada vez mayor de la correlación de fuerzas en favor del socialismo.
Depresión
Fase del ciclo capitalista; es la que sigue inmediatamente a la crisis. En este período se interrumpe en lo fundamental la caída de la producción, que queda estancada en el nivel alcanzado al final de la crisis. Las empresas trabajan sensiblemente por debajo de sus posibilidades de producción. La cantidad de desocupados es tan elevada como durante la crisis. Los precios alcanzan cierta estabilidad, pero en un bajo nivel. El comercio carece de vigor, aunque los stocks ya no aumentan, y se van reabsorbiendo gradualmente, en parte se destruyen y en parte se venden a precios rebajados. El tipo de interés es bajo, pues la cuota de ganancia se ha reducido y la oferta de capital de préstamo supera en mucho a la demanda.
Procurando adaptarse a los precios bajos, los capitalistas reducen los costos de producción, disminuyen los salarios, clavan la productividad y la intensidad del trabajo de los obreros. Renuevan en gran escala el capital fijo, reequipan sus empresas. La creciente demanda de instalaciones y maquinaria provoca el aumento de su producción, así como de la producción de los metales indispensables, combustible, etc. Ello hace que aumenta el número de obreros ocupados, que crezca la demanda de artículos de consumo y su producción. Así se crean las condiciones para pasar a la fase de animación y luego a la de auge. Al desarrollarse el capitalismo y agudizarse sus contradicciones, especialmente en el período actual del capitalismo, se observa que la fase de depresión se hace más larga, y ésta adquiere un carácter duradero.
Período de transición del capitalismo al socialismo
Período histórico que se inicia cuando la clase obrera, aliada con el campesinado conquista el poder político y termina con la edificación del socialismo, mera fase de la sociedad comunista.
El período de transición se debe a las condiciones especiales en que surge y se desarrolla el modo comunista de producción. Cuando se produjo el tránsito del modo feudal de producción al modo capitalista, las relaciones de producción burguesas ya habían surgido en el seno del feudalismo, donde existían en forma de tipo económico; ello era posible gracias a que los dos modos de producción poseen una base económica común, del mismo tipo: la propiedad privada sobre los medios de producción. La sociedad socialista se diferencia, por principio, de la capitalista y no puede nacer en el seno del capitalismo. Bajo el capitalismo únicamente se crean las premisas materiales del socialismo. La producción socialista se basa en la propiedad social sobre los medios de producción, tipo de propiedad que excluye la explotación del hombre por el hombre. La propiedad social sobre los medios da producción no puede surgir espontáneamente dentro del capitalismo. Para que pueda aparecer, es necesario que se lleve a cabo la revolución socialista y que se establezca el poder de los trabajadores.
El proceso de creación de la primera fase del comunismo, el socialismo, se basa en varias leves de carácter general, cuya necesidad se ve confirmada por la experiencia de los países socialistas. Estas leyes generales, como se indicó en la Declaración formulada por la Conferencia de representantes de los partidos socialistas y obreros de los países socialistas, celebrada en 1957, son:
- dictadura del proletariado con partido marxista - leninista al frente;
- alianza de la clase obrera con la masa fundamental de los campesinos y con otras capas de trabajadores;
- liquidación de la propiedad capitalista y establecimiento de la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción;
- gradual transformación socialista de la agricultura;
- desarrollo planificado de la economía nacional dirigido a la construcción del socialismo y el comunismo, a la elevación del nivel de vida de los trabajadores;
- cumplimiento de la revolución socialista en la esfera de la ideología y de la cultura y formación de una numerosa intelectualidad fiel a la clase obrera;
- liquidación del yugo nacional y establecimiento de la igualdad de derechos y de la amistad fraterna entre los pueblos sobre la base de los principios del internacionalismo proletario;
- defensa de las conquistas del socialismo frente a los ataques de los enemigos exteriores e interiores.
El socialismo puede edificarse con éxito tan sólo si se aplican con espíritu creador las leyes generales en función de las condiciones históricas concretas. Para llevar a cabo hasta el fin la revolución socialista y erigir una sociedad socialista es condición decisiva la existencia de la dictadura del proletariado. Sobre la base de la propiedad social, se desarrolla la forma socialista de economía, cuya esfera de acción se amplia incesantemente. En la economía del período de transición, al lado del sector socialista existen otras formas económico-sociales, basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción. Entre ellas se cuentan el tipo económico capitalista y la pequeña producción de mercancías. La experiencia ha demostrado que los tres tipos citados de economía se dan en todos los países, durante el período de transición. A los tres tipos económicos fundamentales del período de transición corresponden las clases: la clase obrera, la pequeña burguesía (sobre todo el campesinado) y la burguesía.
En el período de transición se lleva a cabo la transformación socialista de la agricultura mediante la cooperación gradual de las pequeñas haciendas campesinas según el principio de la voluntariedad. De este modo, en la ciudad y en el campo se establece el régimen socialista. El período de transición se caracteriza porque en él actúan las leyes del socialismo y del capitalismo. La esfera de acción de las leyes económicas del socialismo se amplía sin cesar, mientras que la de las leyes económicas del capitalismo, por el contrario se reduce. La transformación de la sociedad, en el período de transición, transcurre en las condiciones de la lucha de clases. Para combatir a las clases caducas, la clase obrera se apoya en el campesinado trabajador y en otras capas de trabajadores. La contradicción fundamental del período indicado es a que se da entre el socialismo ascendente y el capitalismo agonizante.