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Los correntinos que idearon nuestro Estado

2018, Diario El Litoral

Entrevistas Opinión Ramírez Braschi: "Los correntinos que idearon nuestro Estado eran referencia nacional; los de hoy ni son escuchados" Dada su caladura académica y política, y la importancia de su divulgación, reproducimos aquí parte de la conversación que se realizó el miércoles 18 en el marco del Ciclo de Historia de Corrientes que organizan, por tercer año consecutivo, el diario El Litoral, la Junta de Historia y el Club de la Libertad.

Corrientes, 29 de Abril de 2018 Ellitoral.com.ar/ Entrevistas Opinión Ramírez Braschi: “Los correntinos que idearon nuestro Estado eran referencia nacional; los de hoy ni son escuchados” Dada su caladura académica y política, y la importancia de su divulgación, reproducimos aquí parte de la conversación que se realizó el miércoles 18 en el marco del Ciclo de Historia de Corrientes que organizan, por tercer año consecutivo, el diario El Litoral, la Junta de Historia y el Club de la Libertad. EDUARDO LEDESMA Twitter: EOLedesma Por Eduardo Ledesma @EOLedesma De la Redacción A sala llena, el pasado miércoles 18 de abril tuvo lugar en el salón auditorio del diario El Litoral, la segunda entrega del Ciclo de Historia de Corrientes. En esa oportunidad el tema abordado fue “La idea de la república en la historia argentina” y se realizó en el marco de un conversatorio entre el doctor Dardo Ramírez Braschi y quien escribe esta nota. Ramírez Braschi respondió una serie de preguntas para conceptualizar primero la idea de república y luego para hacer las respectivas bajadas nacional y provincial, que fue, al final, el segmento más significativo de la entrega. Por eso mismo, extractamos aquí parte de esa actividad de altísimo contenido teórico- histórico, pero también político, donde el doctor Ramírez Braschi ensayó, además, algunas explicaciones de cómo llegamos a nuestro presente quedo, después de haber tenido en nuestra organización institucional varios puntos de partida gloriosos. Por razones de espacio, esta es sólo una parte de lo producido en el encuentro, que tuvo por momentos riquísimos intercambios sobre la actualidad política local y nacional, que surgieron enancados a construcciones teóricas del nivel del doctor Ramírez Braschi, titular de la Junta de Historia y, además, miembro correspondiente de Corrientes ante la Academia Nacional de la Historia. He aquí el conversatorio: — ¿Cómo y dónde surge el término república? — El término república y el republicanismo tiene un extenso devenir evolutivo en la historia. Término que dista del significado que actualmente se le da. Desde la apreciación del Derecho romano, donde en un sentido amplio se la asociaba a la cuestión pública: del latín, res (cosa), publica (público). Aún más, uno de los grandes períodos del dominio de Roma se denominó la República, la etapa que sobrevino a la monarquía y que antecedió a su vez al Imperio. Posteriormente el Derecho castellano y posteriormente Indiano daba la denominación de “república” también al Cabildo, y después con la evolución paulatina del tiempo, el término adquirirá las connotaciones que tiene en la actualidad. — ¿De dónde surgen esos aportes, esas connotaciones que van dando vida a lo que conocemos hoy? — La noción de “república” en la modernidad es establecer en la ley, los derechos para que el Estado no avasalle y no genere un poder desmedido. Pero ¿cuándo comienza a ponerse límite al Estado, al poder político? Desde muy tempranamente. Podemos decir que en el siglo XII en las cortes de León, en las cortes de Aragón, antes que en la Carta Magna de 1215 en Inglaterra. En León, en 1180 aproximadamente, las cortes de ese reino hicieron poner freno al rey y en uno de los espacios de aquella corte le hicieron decir y firmar al mismo rey que “he jurado que ni yo ni nadie pueda entrar por fuerza en casa de otro”. El rey prohibía a sus súbditos y se prohibía a sí mismo poniéndose límites. — ¿Tiene más virtudes que restricciones la concepción de republicanismo? — Fue una evolución muy lenta, en donde fue una lucha constante de derechos y limitaciones. Y de esas luchas de limitaciones no solamente están estos fueros que cité de la vieja España, sino también en Inglaterra, donde posteriormente se pone freno al poder absoluto del rey, dando lugar tempranamente a lo que conocemos como “parlamento”. Allí, la representación de las ciudades y de los estamentos pondrán límites a las arbitrariedades que pudiese generar el monarca. — ¿Es decir que la raíz de la república es un freno al absolutismo del rey? ¿Podemos decir que ese es un origen o hay más? — Ese es el origen: esa es la primera manifestación institucional para limitar el poder que podría ejercer el poder monárquico sin límites. Luego, durante la evolución histórica se apreciará que girará en el funcionamiento de los engranajes que hacen funcionar al Estado de Derecho, que se aplique la ley y por lo tanto se impidan las arbitrariedades en que podía incurrir el Estado. Más adelante, en el siglo XVIII, la Revolución norteamericana generará la instrumentación efectiva de un gobierno republicano establecido y reglamentado en una constitución escrita. Allí emergerá la primera aplicación efectiva de la división tripartita de poderes en un equilibrio y control de cada uno de ellos. Lo que denominaron originalmente un sistema de frenos y contrapesos. Conjuntamente con la organización del Estado estará el establecimiento de los derechos fundamentales de las personas y su implementación. — ¿Se le puede dar un lugar de origen también definido al concepto o estos embriones fueron brotando independientemente de la geografía y había gente que estaba pensando en lo mismo en la misma época en distintos lugares? — Fue una evolución lenta y pausada, como parte de un transcurrir de la idea del hombre y una maduración política. Fueron manifestaciones distintas, pero todas, de una u otra manera, se dirigían hacia un mismo horizonte: los derechos de las personas ante las arbitrariedades del poder político. Comenzamos con Aragón, con León, después en Inglaterra, después esa idea inglesa se va a trasladar a Estados Unidos, después en la Revolución francesa. Esto va a generar pausadamente una genuina transformación, un cambio en la Europa occidental, un cambio para todo el mundo occidental. Cuando la maduración política de los pueblos decide que son indispensables los pactos políticos insertos en una Constitución escrita, el republicanismo se va a consolidar indefectiblemente en los estados. Y cuando nacen los nuevos estados hispanoamericanos -a partir de las revoluciones de principios del siglo XIX- surcarán sus destinos a partir del republicanismo y de las constituciones escritas. Tal es el caso de nuestro país. — Da la sensación de que estos valores republicanos luego sustentados en valores democráticos buscan todavía hoy lo mismo. Es decir, poner un freno a determinados absolutismos legitimados por otros métodos de elección. — Ocurre que el funcionamiento de la república no fue tarea sencilla. Para que funcione debidamente la república, se debe dar una serie de factores, entre ellos, el más importante: la virtud republicana de los miembros de la comunidad. Si no se manifiesta eso, la república será una intención y no una realidad. Si no existe, por ejemplo, la noción de respeto hacia la ley, de respetar los derechos de los demás, de que se asuma que los ciudadanos tienen derechos como obligaciones, y entre esas obligaciones está respetar la ley, será difícil implementar una genuina república. — Muchas veces nosotros, por comodidad o por distintos tipos de situaciones, ponemos la cuota parte de responsabilidad en otros, pero nos olvidamos de la nuestra... — Claro, porque la república se construye con derechos, pero también con deberes. Para que se implementen los derechos, deben instrumentarse también los deberes. Derechos y obligaciones forman parte de un todo. Un Estado tiene una forma de gobierno republicana cuando sus integrantes desean y quieren ser republicanos, por lo que deben tener una acción cotidiana vinculada al republicanismo. — ¿Cuáles son las manifestaciones específicas de la república en la historia y dónde se ven plasmadas? — Considero que la primera concepción legal y legítima escrita y de implementación efectiva de la instrumentación de la república dentro del funcionamiento del Estado es la Constitución norteamericana. Si bien existieron otros mecanismos de disposiciones aisladas en otros estados, en otros momentos de la historia, es en la construcción del Estado norteamericano cuando se encapsula en un pacto escrito, donde se sellan la forma de Estado y la forma de gobierno, donde se comprometen todos a hacer que funcione este sistema de frenos y contrapesos: allí emerge el pacto y hace que comience este sistema republicano a funcionar. — ¿Cómo llega eso a la Argentina? ¿Cómo y cuándo se empiezan a manifestar esas ideas en el país? — En nuestro país, al igual que en las demás repúblicas hispanoamericanas, tienen un origen mixto los principios republicanos. Son distintas y variables sus fuentes: el antiguo Derecho indiano, desde la Constitución norteamericana, la Revolución francesa y la Constitución de Cádiz de 1812. Se agrega otra raíz que está fuertemente vinculada a España y las instituciones del Derecho indiano. Cuando se produce en Hispanoamérica la crisis política y de poder, emergerán instantáneamente los procesos revolucionarios, sustentados en la debilidad de legalidad y legitimidad de las instituciones del antiguo régimen. En ese desorden estallan las ideas y los cambios, y estas nuevas modificaciones políticas van a generar en estos futuros estados, la necesidad de construir un nuevo orden político. Y casualmente va a alcanzar un rápido consenso el republicanismo. Así será que las primeras creaciones normativas sobre organización del Estado tendrán aquel sentido: decreto de seguridad individual, garantía en juicio, inviolabilidad del domicilio, libertad de prensa, reglamento orgánico en 1811, donde establecía la división de poderes, entre otras disposiciones. — ¿La idea en Argentina es un aporte incorporado o nosotros tuvimos algo que ver en la construcción de ese concepto? — Las dos cosas en conjunto. La incorporación de los principios en la construcción de otros estados -como lo dijimos anteriormente- y las características propias de la idiosincrasia local, más la herencia institucional indiana. Así, la idea de república indefectiblemente se fue “agiornando” a aspectos culturales de nuestra sociedad. Nuestra visión de la república dista de ser símil a otras percepciones de la república. Tenemos incorporadas y conviven en nuestro quehacer republicano características que nos son propias, como incorporar y aceptar liderazgos, y nacen de acciones caudillistas, y estos muchas veces en nuestra historia alcanzaron un rol de supremacía sobre las instituciones y la ley misma. — ¿Cuándo nos damos cuenta e incorporamos, por ejemplo, los derechos del hombre, las garantías? — Tempranamente se ha tenido la intención de construir un Estado republicano. Ya que los derechos del hombre formaban parte inseparable de la construcción de un Estado republicano, organización del Estado y derechos de sus habitantes forman parte de un solo cuerpo político e institucional. Ambas cuestiones, en forma mancomunada y conjunta, forman parte de la república. — Los liderazgos que nosotros permitimos y hasta cultivamos, muchas veces ejercían influencia sobre los poderes legislativos, los organismos judiciales, y me imagino que estaban en una tensión permanente. ¿Cómo se fue allanando eso? — El siglo XlX fue el extenso proceso formador del Estado, donde la consolidación del sistema republicano tuvo una fortísima intensidad que durará varias décadas, donde también las luchas civiles tuvieron un rol sobresaliente. Ha sido muy complejo construir el ideario republicano con estos intereses disímiles, con proyectos políticos distintos. Costó tener una Constitución Nacional y alcanzar un consenso para su vigencia. Entre las dificultades a sobrepasar estaba sin dudas la influencia de los fuertes liderazgos. Para responder a tu pregunta: desde entonces se trató de allanar aquellas influencias de los liderazgos, pero es una disputa que continúa hasta nuestros días. — Corrientes adopta este concepto de república. Ahora, ¿aportamos algo a la construcción en esos años? — Primeramente debemos decir que Corrientes es fruto de su circunstancia y su marco geográfico. No hay que perderse en la visión interpretativa de Corrientes y sus consecuencias políticas sin la consideración de su ubicación y perspectiva geográfica. La provincia de Corrientes nació y creció aislada, por el norte por el Paraguay, distante en el oriente con Brasil, apartada por el occidente del Chaco y al sur su arteria principal, que era el Paraná, la unía a una competencia feroz que era Buenos Aires. Por esa razón, Corrientes inicialmente fue creciendo hacia sí misma, reflejando una temprana organización institucional. Y así lo hizo: su primera Constitución en 1821, posteriormente la de 1824, cobijando en cada una de ellas principios republicanos. Estas constituciones no fueron sólo una manifestación de principios y un anhelo, sino que se instrumentaron materialmente en las instituciones correntinas. — ¿Quiénes fueron esos hombres de la década de 1820 que lo hicieron posible? — A mi forma de ver, Pedro Ferré va a ser el hombre que va a tener una idea cabal de la construcción del Estado en la provincia de Corrientes, pero previamente lo va a anteceder otra figura sobresaliente, que es José Simón García de Cossio, uno de los primeros hombres formados en derecho, uno de los primeros abogados que va a tener la idea, la aproximación de cómo se debían armar los primeros cimientos del Estado. Desde sus inicios, el constitucionalismo correntino tendrá un cumplimiento efectivo, lo que no ocurría en todas las provincias rioplatenses. Manuel Florencio Mantilla escribió: “Corrientes fue entonces la única provincia de gobierno regular y civilizado; sólo en ella imperaban las leyes y se respiraba libertad”. — ¿Qué nos pasó entonces? Porque muchas veces nos llenamos la boca hablando de cierta autodeterminación pero después vamos y cedemos derechos a Buenos Aires... — Muchas veces los efectos e impactos del republicanismo y el federalismo involucionaron en vez de evolucionar; se debilitaron en vez de fortalecerse. Ocurre que los tiempos fueron cambiando y teniendo aristas totalmente distintas. Durante el siglo XIX -las primeras décadas de institucionalización de Corrientes- los hombres que formaron parte del Estado local tuvieron un peso y una referencia a nivel nacional muy importantes. No había congreso, asamblea o conflicto político en que la voz de los hombres de Corrientes no eran escuchadas, su opinión considerada, a tal punto que aquello llegó a formar una doctrina, una idea que partía desde Corrientes. — Ahora, juego con la actualidad y me pregunto, ¿qué correntino hoy es escuchado para la construcción de los debates actuales que hacen a la república o el federalismo? Esta clara diferencia marca la distancia entre aquellos hombres de la construcción de la correntinidad del siglo XIX y los retazos que nos quedaron en la actualidad. — Recordemos también que Corrientes en esa época fue la primera provincia en el derecho público provincial argentino que incorporó la cláusula prohibitiva de la reelección del Poder Ejecutivo y la provincia que propuso tempranamente sancionar un proyecto de ley para la abolición de la esclavitud. — En materia constitucional, Corrientes fue pregonera y se anticipó a disposiciones como la prohibición de la reelección y se anticipó además a limitar el uso de las facultades extraordinarias del poder público. De la misma manera, Corrientes fue iniciadora a través de una ley de abolir la esclavitud, que por la tragedia de las guerras civiles correntinas no se pudo implementar y sólo quedó en un proyecto, pero fue un antecedente de relevancia. — ¿Dónde están las causas de esto que nos pasa, de nuestras posiciones históricas, de nuestras posiciones políticas, por qué hoy no hay próceres, por qué no hay un faro regional? ¿Dónde está la falla? — Corrientes pagó caro el costo de enfrentarse a Buenos Aires, la construcción de la idea de un Estado que partiese desde las particularidades locales fue una idea que compartió, difundió y propuso como contrapartida al Estado central. Corrientes fue faro de todo aquel proceso constructivo del siglo XIX, pero después, cuando se impone la construcción del todo con el Estado Nacional, era ese Estado Nacional el que debería gestar un equilibrio, un federalismo equitativo que iba debilitar las fuerzas del puerto, pero esto no ocurrió. Pero como en una rara metamorfosis, el puerto se va a apropiar del Estado Nacional y de sus resortes financieros y políticos más sensibles, observaremos que las acciones que antes realizaba Buenos Aires, a partir de 1862 lo va a hacer el Estado Nacional. Es decir, el Estado que fue formado por las provincias terminará apropiado por las acciones del puerto. Esto hace que Buenos Aires comience a dominar la faz política y económica del país. Posteriormente, la guerra del Paraguay será para Corrientes un punto de inflexión y por último, al finalizar el siglo, la política se irá nacionalizando, especialmente a través de los partidos nacionales que irán debilitando las conciencias políticas locales. Corrientes entrará en esa ola de conducción nacional, lo que proporcionalmente debilitará la intensidad de sus cuestiones locales.