Linda Farthing
Linda Farthing is an independent scholar and journalist based in Latin America. She has also worked as a study abroad director for programs throughout the region. She is co-author of four books on Bolivia: 'Impasse in Bolivia: Neoliberal Hegemony and Popular Resistance' (Zed 2006); 'From the mines to the streets: a Bolivian activist’s life' (Texas 2011); 'Evo’s Bolivia: Continuity and Change' (Texas 2014) and Coup: A story of violence and resistance in Bolivia (Haymarket 2021). She has given talks on Bolivia at over 20 universities in Bolivia, Canada, the United States and Great Britain; has edited seven books and many articles on Bolivia and Latin America; and served as field producer for 'Partners not Masters' and 'Flowers for the Gringo' for Irish public television RTE and 'Cocaine Unwrapped' for Dartmouth Productions.
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Papers by Linda Farthing
A key element in the historically unprecedented advances in indigenous women’s political representation under Bolivia’s Evo Morales’s administration (2006–2019) was the influence that women coca growers played in the rural women’s indigenous organization known as the Bartolinas. Driven in no small measure by their resistance to the US-financed War on Drugs in the Chapare region, the cocaleras became both Bolivia’s strongest indigenous women’s organization and its most dedicated advocates for indigenous women’s rights. This article contends that intersectionality—of gender, class, and indigenous identities—is at the heart of understanding indigenous women’s transformation from “helpers” of a male-dominated peasant union to government ministers in the space of ten years. Not only did they effectively deploy chachawarmi, the Andean concept of gender complementarity, to advance their rights in a way consistent with their cultural identity and political loyalties, but they also benefited from the gains of a predominantly urban middle-class feminist movement even though they formally rejected the feminist movement’s composition and perceived orientation.
Resumen
Un elemento clave en los avances sin precedentes en la representación política de las mujeres indígenas bajo la administración de Evo Morales en Bolivia (2006–2019) fue la influencia que las cocaleras desempeñaron dentro de la organización de mujeres indígenas del campo, conocidas como las Bartolinas. Impulsadas en gran medida por su resistencia a la Guerra contra las Drogas financiada por Estados Unidos en la región del Chapare, las cocaleras se convirtieron en la organización de mujeres indígenas más potente de Bolivia y en sus más dedicadas defensoras de los derechos de las mujeres indígenas. Este artículo sostiene que la interseccionalidad —es decir, el entretejer de las identidades de género, de clase e indígena— está en el centro de la comprensión de la transformación de las mujeres indígenas de “ayudantes” de un sindicato campesino dominado por varones a ministras de Estado en el espacio de diez años. Estas mujeres no sólo implementaron efectivamente el chachwarmi, el concepto andino de complementariedad de género, para promover sus derechos de una manera consistente con su identidad cultural y sus lealtades políticas, sino que también se beneficiaron de los logros de un movimiento feminista predominantemente urbano de clase media, a pesar de que rechazó formalmente la composición y orientación percibida del movimiento feminista.
programa y abordó las causas profundas del cultivo de coca anticipando la asistencia para el desarrollo y ampliando la presencia civil del Estado. Y, sin embargo, a pesar de los importantes logros, dado el contexto general del paradigma internacional de la prohibición, existen claras limitaciones a la viabilidad de políticas orientadas al desarrollo en las estrategias de control de drogas, con fuerzas poderosas que frenan la innovación interna.
A key element in the historically unprecedented advances in indigenous women’s political representation under Bolivia’s Evo Morales’s administration (2006–2019) was the influence that women coca growers played in the rural women’s indigenous organization known as the Bartolinas. Driven in no small measure by their resistance to the US-financed War on Drugs in the Chapare region, the cocaleras became both Bolivia’s strongest indigenous women’s organization and its most dedicated advocates for indigenous women’s rights. This article contends that intersectionality—of gender, class, and indigenous identities—is at the heart of understanding indigenous women’s transformation from “helpers” of a male-dominated peasant union to government ministers in the space of ten years. Not only did they effectively deploy chachawarmi, the Andean concept of gender complementarity, to advance their rights in a way consistent with their cultural identity and political loyalties, but they also benefited from the gains of a predominantly urban middle-class feminist movement even though they formally rejected the feminist movement’s composition and perceived orientation.
Resumen
Un elemento clave en los avances sin precedentes en la representación política de las mujeres indígenas bajo la administración de Evo Morales en Bolivia (2006–2019) fue la influencia que las cocaleras desempeñaron dentro de la organización de mujeres indígenas del campo, conocidas como las Bartolinas. Impulsadas en gran medida por su resistencia a la Guerra contra las Drogas financiada por Estados Unidos en la región del Chapare, las cocaleras se convirtieron en la organización de mujeres indígenas más potente de Bolivia y en sus más dedicadas defensoras de los derechos de las mujeres indígenas. Este artículo sostiene que la interseccionalidad —es decir, el entretejer de las identidades de género, de clase e indígena— está en el centro de la comprensión de la transformación de las mujeres indígenas de “ayudantes” de un sindicato campesino dominado por varones a ministras de Estado en el espacio de diez años. Estas mujeres no sólo implementaron efectivamente el chachwarmi, el concepto andino de complementariedad de género, para promover sus derechos de una manera consistente con su identidad cultural y sus lealtades políticas, sino que también se beneficiaron de los logros de un movimiento feminista predominantemente urbano de clase media, a pesar de que rechazó formalmente la composición y orientación percibida del movimiento feminista.
programa y abordó las causas profundas del cultivo de coca anticipando la asistencia para el desarrollo y ampliando la presencia civil del Estado. Y, sin embargo, a pesar de los importantes logros, dado el contexto general del paradigma internacional de la prohibición, existen claras limitaciones a la viabilidad de políticas orientadas al desarrollo en las estrategias de control de drogas, con fuerzas poderosas que frenan la innovación interna.