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Discursos sobre la primera década de Tito Livio

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Los Discursos sobre la Primera década de Tito Livio, en italiano original Discorsi sopra la prima deca di Tito Livio, son un trabajo de historia política y filosófica escrito al inicio del siglo XVI por el italiano Nicolás Maquiavelo.

Historia

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Maquiavelo comenzó a escribir la obra en 1512 durante su retiro en Sant'Andrea in Percussina; allí completó el primer libro, pero se detuvo ese mismo año para escribir El Príncipe,[1]​ seguramente con la esperanza de que Lorenzo II de Médici, a quien está dedicado ese opúsculo, lo sacara de su situación de arresto. Después retomó y terminó los Discursos en 1517 y se publicaron póstumamente en 1531.

Contenido, propósito y estructura

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Los Discursos intentan explicar la estructura y los beneficios del gobierno republicano, una forma de gobierno fundada en el consenso y control popular. Dedicó este trabajo a Zanobi Buondelmonti y Cosimo Rucellai, dos de los mejores exponentes del Orti Oricellari o Academia platónica de Florencia, donde enseñaban a aristócratas jóvenes a discutir sobre política, arte y literatura.

Mientras que El Príncipe está escrito en forma de corto resumen y se limita a observaciones empíricas sobre los grandes hombres, Maquiavelo escribió sus Discursos como un largo comentario sobre el trabajo del historiador romano Tito Livio sobre la historia de la República de Roma (la primera de sus Décadas), aunque solo empiece a citarlo en el undécimo capítulo y omita después su nombre en distintas partes de la obra. No obstante, ambos libros incluyen observaciones empíricas, particularmente a partir del escenario político de la Italia renacentista, y algunas generalizaciones históricas. El propio Maquiavelo no hace una nítida distinción entre los dos escritos, máxime cuando los escritos de Maquiavelo están impregnados de cierto inmanentismo histórico por el cual todas las edades son fundamentalmente semejantes y donde la maldad es la característica principal del hombre. Maquiavelo busca describir con sus métodos las leyes del movimiento en los asuntos humanos, que él indica son inmutables como las del cielo, el Sol y los elementos.

Los Discursos están compuestos por tres libros. En el primero, Maquiavelo describe la estructura interna de la república. El libro II versa sobre los asuntos de la guerra y el libro III, tal vez el más parecido a los consejos de El Príncipe, describe el liderazgo político individual. Los tres libros combinados proveen de orientación a quienes intentan establecer o reformar una república; sin embargo, Maquiavelo incluye una larga sección sobre conspiraciones y proporciona consejos tanto a las personas que buscan derribar una república como a los que intentan establecerla.

Sentido crítico de la obra

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Al igual que en otras obras suyas, Maquiavelo critica los métodos de gobierno y administración y las instituciones de la Italia de su época, comparándolos con los hechos de los romanos en materia de administración política y acusando a las últimas de no tomar en cuenta los ejemplos del pasado para aprender y evitar cometer errores. En especial culpa a la Iglesia de la situación de Italia, manteniendo al país dividido:

La causa de que Italia no se encuentre en los mismos términos, y no tenga también ella una república o un príncipe y, por otro lado, no ha sido de tan débil como para que , por temor a perder el dominio de las cosas temporales, no haya podido llamar a un poderoso que la defendiera contra el que en Italia se hubiera vuelto demasiado poderoso, tal como se vio antiguamente en varias experiencias, por ejemplo, cuando, por mediación de Carlomagno, expulsó a los longobardos, que eran ya casi reyes de toda Italia, y cuando, en nuestros tiempos, le quitó el poder a los venecianos con la ayuda de Francia y, después, echó a los franceses con la ayuda de los suizos. No habiendo sido entonces tan poderosa la iglesia como para ocupar Italia, y no habiendo permitido que otro la ocupara, ella ha sido la causa de que Italia no haya podido unirse bajo un jefe (Nicolás Maquiavelo, Discursos sobre la primera década de Tito Livio, 2004, pp. 33-34)

Recepción y reacción

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Francesco Guicciardini, amigo de Maquiavelo, leyó el libro y escribió unas notas críticas (Considerazioni) a muchos de los capítulos. Ya en el siglo XVIII Jean-Jacques Rousseau consideró los Discursos la más representativa obra de la verdadera filosofía de Maquiavelo:

Maquiavelo era un hombre bueno y un buen ciudadano, más, estando ligado al patio de los Medici, él no podría ayudar a velar su amor de libertad, en medio de la opresión de su país. La elección de su héroe detestable, Cesare Borgia, muestra con suficiente claridad su objetivo escondido, y la contradicción entre la enseñanza de El Príncipe y la de los Discursos sobre Tito Lívio y la Historia de Florencia muestra que el pensador político hasta ahora ha sido estudiado solo por lectores superficiales o corruptos. El Tribunal de Roma severamente prohibía ese libro. Yo puedo muy bien creer en ello, porque es al Tribunal a quien más claramente retrata.

Notas

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  1. Tras enterarse de los planes del papa León X de formar un estado para su hermano Juliano II de Médici y otro para su sobrino Lorenzo II de Médici, a quien Maquiavelo dedicó la obra.

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Bibliografía

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Enlaces externos

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