Esta semana se llevó a cabo la entrega de los Arieles, el premio más importante que otorga la industria cinematográfica mexicana. En esta ocasión la entrega gozó de una mayor cobertura de medios debido a la asistencia de Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, los tres realizadores mexicanos cuyos proyectos del año pasado, Children of Men, El Laberinto del Fauno y Babel, respectivamente, recibieron toda clase de elogios y reconocimientos a nivel internacional.
Nunca he estado al pendiente de esta entrega de premios, mayormente porque me parece que refleja mucho de lo que está mal con la producción fílmica en nuestro país, empezando por el hecho de que algunas de las películas en competencia no se han estrenado en nuestro país, situación que se repite año con año. Y precisamente fueron los mencionados directores quienes aprovecharon la ocasión para hacer un llamado a los distribuidores a apoyar el cine nacional.
Guillermo del Toro fue el más vocal a la hora de los reclamos. Acusó de cobardes y oportunistas a los distribuidores y señaló que el próximo año será clave para el futuro de la industria en México, pues habrán de aparecer los líderes y luchadores creativos del medio, y también los "hijos de la chingada" que tratarán de aprovechar cualquier oportunidad para lucrar en beneficio propio. Del Toro lanzó al aire la pregunta: "¿Por qué es tan fácil estrenar Spiderman y tan difícil estrenar El Violín?", en referencia a la película de Francisco Vargas que ha ganado premios y reconocimientos en el extranjero pero que a la fecha no ha podido hallar ningún distribuidor local. Vargas ha buscado acuerdos para distribuirla de manera independiente y parece ser que a finales de abril su cinta podrá finalmente verse en salas de diferentes partes del país.
Respecto a la pregunta de Del Toro, bueno, creo que la respuesta más obvia tendría que ver con el aspecto económico, pues obviamente Spider-Man tiene detrás el músculo operativo y mercadológico de Sony, lo cual debe representar mucho dinero para todos los involucrados, pero me parece que su cuestionamiento no iba por ahí. Refraseando, ¿por qué podemos estrenar cine extranjero simultáneamente a su estreno en otras partes del mundo mientras el producto nacional tiene que humillarse y rogar durante meses o incluso años por un espacio? Y la respuesta ya no es tan fácil.
Creo que uno de los mayores problemas que tiene la producción cinematográfica en México si es económico, pero no en cuanto a la falta de recursos, sino a la distribución de los mismos. Me explico. Las pocas empresas que tienen la capacidad económica para producir material por su cuenta son las de siempre: Televisa, TV Azteca, Argos. Y no les interesa arriesgar su dinero en proyectos creativos o "artísticos" cuyo valor comercial explotable no esté garantizado. ¿Por qué invertir en algún guión inteligente propuesto por algún talentoso director cuando pueden seguir produciendo spin-offs de telenovelas o programas de televisión sin contenido?
Los ejemplos sobran. Creo que durante todo el mes de febrero no hubo una sola función de cine, sin importar el género o procedencia de la película que fuese a ver, que no se viera precedida por el "simpático" y "chistoso" trailer de Niñas Mal, el más reciente engendro en celuloide de Fernando Sariñana. ¿Por qué gastar tanto dinero en promover semejante película? ¿Sugestión a base de repetición? No lo sé. Solo sé que ese señor produce material en serie y que la calidad del mismo parece ser inversamente proporcional al tiempo y dinero invertido en promoverlo. De buena fuente sé que hace unos años, cuando se suponía estaba filmando dos proyectos de manera simultánea, él no dirigía ni uno de ellos, simplemente se paseaba por las locaciones de ambas cintas supervisando que sus empleados estuviesen trabajando de acuerdo a lo planeado. Aunque por otro lado hay que reconocer que si tiene valores, pues al menos ha demostrado que la familia es muy importante para él, pues es la única persona capaz de dar trabajo a su esposa como guionista y a su hija como actriz.
Imagino que para que pueda seguir produciendo bodrios de manera regular, aún a pesar de las críticas a su trabajo, el balance costos-ganancia debe ser lo suficientemente favorable como para que los inversionistas decidan seguir financiándolo sin poner muchos peros. Lo que me lleva a concluir que una de las partes más importantes del problema está en la audiencia. Si en México tenemos un público que prefiere abarrotar las salas donde se exhiben estas películas a tratar de probar otra clase de ofertas de contenido, la batalla puede ni siquiera tener sentido. El hecho de que las telenovelas sigan siendo los programas de tv con los ratings más altos, o que RBD siga siendo el grupo musical más exitoso en el país me llevan a albergar pocas esperanzas en relación al futuro.
Ojalá que las autoridades realmente cumplan con sus promesas y proyectos como el de la Ley de apoyo al cine mexicano (que actualmente es letra muerta) realmente se pongan en marcha y sirvan no solo para permitir la realización de más cine mexicano, sino para darle la difusión adecuada.