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Críticas ordenadas por utilidad
25 de abril de 2010
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Giuseppe Tornatore nos brindaba aquí un drama familiar sustentado en la figura del nono, el anciano abuelo que se recorría la geografía italiana para poder honrar la buena vida de sus hijos. Es una película con una historia sencilla, pero apasionante, profunda y de gran carga psicológica. Es triste ver la soledad de ese hombre que vive en un mundo irreal, imaginario, cargado de nostalgia y melancolía. Sin una esposa presente, y con unos hijos que ya abandonaron el nicho familiar hace años para buscarse un futuro mejor (hay que tener en cuenta que en Italia hay una fuerte emigración del sur al norte).
A través de Matteo Scuro, interpretado de una manera fabulosa por Marcello Mastroianni, recorreremos las sporche strade de Napoli, la ancestral Roma, la renacentista Firenze o las opulosas e industriales Milano y Torino. Ciudades en las que sus hijos podrán recrear la farsa de esa vida anhelada por su padre para ellos, vivir en el sueño de ese hombre que saca pecho, en un país tan tradicional, acerca de su familia. Un famoso político, una modelo de pasarela, una importante ejecutiva o un gran percusionista. Eso es lo que piensa él, pero, poco a poco, va dándose cuenta de la realidad. Es una película desmitificadora, dura. Cargada de soledad y dolor que nos muestra, en gran medida, el cambio de valores en una sociedad occidental como Italia. La familia ya no es lo que era debió pensar Matteo, un hombre que dedicó, junto a su mujer, toda su vida a la felicidad de sus hijos. Tornatore toca la fibra sensible gracias a este desolador y melancólico viaje. Un viaje que concluye con un “stanno tutti bene” del anciano dirigiéndose a la lápida de su mujer, como acogiéndose en los días que le restan a ese mundo, el suyo, con el que creció, ya en decadencia.
A través de Matteo Scuro, interpretado de una manera fabulosa por Marcello Mastroianni, recorreremos las sporche strade de Napoli, la ancestral Roma, la renacentista Firenze o las opulosas e industriales Milano y Torino. Ciudades en las que sus hijos podrán recrear la farsa de esa vida anhelada por su padre para ellos, vivir en el sueño de ese hombre que saca pecho, en un país tan tradicional, acerca de su familia. Un famoso político, una modelo de pasarela, una importante ejecutiva o un gran percusionista. Eso es lo que piensa él, pero, poco a poco, va dándose cuenta de la realidad. Es una película desmitificadora, dura. Cargada de soledad y dolor que nos muestra, en gran medida, el cambio de valores en una sociedad occidental como Italia. La familia ya no es lo que era debió pensar Matteo, un hombre que dedicó, junto a su mujer, toda su vida a la felicidad de sus hijos. Tornatore toca la fibra sensible gracias a este desolador y melancólico viaje. Un viaje que concluye con un “stanno tutti bene” del anciano dirigiéndose a la lápida de su mujer, como acogiéndose en los días que le restan a ese mundo, el suyo, con el que creció, ya en decadencia.
9 de agosto de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘The Changeling’ es una producción canadiense dirigida en 1980 por Peter Medak, un director del montón que se esmeró en esta ocasión para regalarnos una auténtica joya del cine de terror. El film está interpretado de una manera magistral por George C. Scott (Hardcore), y en el guión encontramos los nombres de Wiliam Gray (Noche de graduación) y una desconocida Diana Maddox. Como curiosidad podemos añadir que es la película, por excelencia, fetiche de Alejandro Amenábar, la cuál ha dejado una buena seña en la posterior carrera de éste.
Un profesor y compositor musical queda destrozado tras sufrir el golpe más duro de su vida: la muerte de su mujer e hijo en accidente de carretera. Con el fin de borrar su pasado, John Russell, se mudará a una nueva casa, algo parecido a una mansión. Sin embargo, pronto descubriremos que el caserón en cuestión está encantado. Extraños ruidos en la noche, cristales rotos y golpes atormentarán al profesor en su corta estancia. Decidido a entender el por qué de ello, Russell recurrirá a una sesión de espiritismo que resultará muy reveladora. El secreto saldrá a la luz. Un pasado que ha vuelto al presente pidiendo venganza, ansiándola.
El inexplicablemente desaparecido, a la postre, Peter Medak, crea un auténtico "peliculón" combinando el misterio y la intriga con el terror. Un terror que conducirá al protagonista a indagar en el pasado de la casa, un pasado muy lúgubre que esconde oscuros secretos.
Un matrimonio imperial; un hijo muy enfermo; la muerte de uno de los cónyuges; una herencia en juego; un crimen; el paso del tiempo en la casa; un nuevo inquilino; una habitación secreta. Con estos ingredientes, nos brindan en bandeja de plata una historia que te cautiva y te mantiene en tensión durante cada minuto de su visionado. Una historia que habla acerca de bastantes cosas, como la imperfección del crimen, el poder del dinero o la sed de venganza. De cómo el tiempo no logra cerrar todas las heridas. Todo ello agitado con una buena dosis de elementos del mejor terror psicológico (bañera, pelotas, piano, silla de ruedas, etcétera) que muy gustosamente hubiese firmado el mismísimo Hitchcock. La mejor película de terror que yo haya visto jamás.
Un profesor y compositor musical queda destrozado tras sufrir el golpe más duro de su vida: la muerte de su mujer e hijo en accidente de carretera. Con el fin de borrar su pasado, John Russell, se mudará a una nueva casa, algo parecido a una mansión. Sin embargo, pronto descubriremos que el caserón en cuestión está encantado. Extraños ruidos en la noche, cristales rotos y golpes atormentarán al profesor en su corta estancia. Decidido a entender el por qué de ello, Russell recurrirá a una sesión de espiritismo que resultará muy reveladora. El secreto saldrá a la luz. Un pasado que ha vuelto al presente pidiendo venganza, ansiándola.
El inexplicablemente desaparecido, a la postre, Peter Medak, crea un auténtico "peliculón" combinando el misterio y la intriga con el terror. Un terror que conducirá al protagonista a indagar en el pasado de la casa, un pasado muy lúgubre que esconde oscuros secretos.
Un matrimonio imperial; un hijo muy enfermo; la muerte de uno de los cónyuges; una herencia en juego; un crimen; el paso del tiempo en la casa; un nuevo inquilino; una habitación secreta. Con estos ingredientes, nos brindan en bandeja de plata una historia que te cautiva y te mantiene en tensión durante cada minuto de su visionado. Una historia que habla acerca de bastantes cosas, como la imperfección del crimen, el poder del dinero o la sed de venganza. De cómo el tiempo no logra cerrar todas las heridas. Todo ello agitado con una buena dosis de elementos del mejor terror psicológico (bañera, pelotas, piano, silla de ruedas, etcétera) que muy gustosamente hubiese firmado el mismísimo Hitchcock. La mejor película de terror que yo haya visto jamás.
22 de abril de 2011
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un futuro no muy lejano, la evolución de la especie, en términos darwinistas, ha seguido su camino inquebrantable: los humanos han dado paso a los mutantes. Éstos, sin embargo, no son bien vistos por la sociedad, la cual reclama mayor protección y seguridad frente a los mismos, exigiendo su identificación, registro y control obligatorio. Son malos tiempos para los mutantes, otra minoría marginada, temerosa de sufrir las inclemencias de la racionalidad humana. Pero, ¿cómo reaccionarán frente al potencial ataque humano?
El Dr. Xavier es un mutante benévolo, lleno de esperanza y calidez. Desde la escuela por él inaugurada con el fin de dar cobijo a esos chicos desamparados con extraños poderes, trabaja para aleccionarlos y enseñarles una importante doctrina: el respeto hacia los demás. Pero no acaba ahí su misión, pues sabe que su antiguo amigo, ahora enemigo íntimo, el famoso Magneto, está del lado de las armas, con las miras puestas en golpear primero a la especie humana, intentando autoproclamarse Dios de la Humanidad, al tiempo que inquisidor, pues sus miras no van más allá de la reconversión a mutante de todo el planeta.
Lobezno, Tormenta, Cíclope y el Dr.Xavier. Ellos son los buenos. Dientes de Sable, Mística, Sapo y Magneto. Ellos, los malos. Ahora, una batalla se avecina, un conflicto interno sobre cómo digerir desde el colectivo mutante la agresividad humana. Y todo, con Pícara como clave de bóveda para los planes de unos y otros.
Grandiosa cinta que bebe de esa inagotable fuente llamada Marvel. La adaptación corre a cargo de un notable cineasta, Bryan Singer, quien amparándose en unos espectaculares efectos especiales, una potente historia, una buena fotografía y un reparto con mucha cara conocida, sabe narrar con garra y tensión toda la vorágine fantasiosa que mueve a esta épica y adrenalínica batalla. Tiene el privilegio de ser una de las mejores adaptaciones existentes por la vía cómic-cine. Forma parte del Club Personal.
El Dr. Xavier es un mutante benévolo, lleno de esperanza y calidez. Desde la escuela por él inaugurada con el fin de dar cobijo a esos chicos desamparados con extraños poderes, trabaja para aleccionarlos y enseñarles una importante doctrina: el respeto hacia los demás. Pero no acaba ahí su misión, pues sabe que su antiguo amigo, ahora enemigo íntimo, el famoso Magneto, está del lado de las armas, con las miras puestas en golpear primero a la especie humana, intentando autoproclamarse Dios de la Humanidad, al tiempo que inquisidor, pues sus miras no van más allá de la reconversión a mutante de todo el planeta.
Lobezno, Tormenta, Cíclope y el Dr.Xavier. Ellos son los buenos. Dientes de Sable, Mística, Sapo y Magneto. Ellos, los malos. Ahora, una batalla se avecina, un conflicto interno sobre cómo digerir desde el colectivo mutante la agresividad humana. Y todo, con Pícara como clave de bóveda para los planes de unos y otros.
Grandiosa cinta que bebe de esa inagotable fuente llamada Marvel. La adaptación corre a cargo de un notable cineasta, Bryan Singer, quien amparándose en unos espectaculares efectos especiales, una potente historia, una buena fotografía y un reparto con mucha cara conocida, sabe narrar con garra y tensión toda la vorágine fantasiosa que mueve a esta épica y adrenalínica batalla. Tiene el privilegio de ser una de las mejores adaptaciones existentes por la vía cómic-cine. Forma parte del Club Personal.
28 de febrero de 2012
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos aquí ante la primera obra contenida en esta impactante, talentosa y meritoria miniserie británica. El fenómeno 'Red riding' supone una auténtica delicia para los amantes del género, un paseo nauseabundo encaminado a la caza de horrendos asesinos en serie, destapando con ello el tarro de la putrefacción que acompaña a las investigaciones, conectando de este modo a lo largo del tiempo las dinámicas existentes entre intrépidos y dignos hombres de bien, policías corruptos, intereses en la sombra, redes de influencia y demás.
Año 1974. Eddie Dunford es un inocente periodista, novato y ambicioso, encargado de cubrir para el Yorkshire post la desaparición de una niña de apenas seis años de edad. Dunford pronto sospechará que tal suceso está relacionado con una serie de misteriosas desapariciones acaecidas años atrás. Será así como se vaya adentrando, poco a poco, en un callejón sin salida donde aguardan en la sombra agentes de la ley con un sentido de la ética bastante cuestionable, además de atisbar al fondo la temible figura de John Dawson, el "cacique" local que mueve los peones del tablero a su antojo, y sin escrúpulos. El pobre reportero, en su afán por investigar e informar, pronto descubrirá los peligros que le acechan.
Escabrosa intriga que nos iba punzando el corazón a medida que avanzaba la investigación. Todo se volvía angosto, aumentando la sensación de asfixia en el espectador a cada paso dado por Dunford. El violento universo de David Peace era plasmado con autenticidad por Julian Jarrold, consiguiendo éste transmitir una desazón hiriente, a cuya tarea también contribuían las meritorias interpretaciones de Andrew Garfield, Rebecca Hall y Sean Bean.
Como reza el cartel, prepárense para una historia cargada de asesinatos, corrupción y obsesión. Dolor y penumbra a partes iguales.
Año 1974. Eddie Dunford es un inocente periodista, novato y ambicioso, encargado de cubrir para el Yorkshire post la desaparición de una niña de apenas seis años de edad. Dunford pronto sospechará que tal suceso está relacionado con una serie de misteriosas desapariciones acaecidas años atrás. Será así como se vaya adentrando, poco a poco, en un callejón sin salida donde aguardan en la sombra agentes de la ley con un sentido de la ética bastante cuestionable, además de atisbar al fondo la temible figura de John Dawson, el "cacique" local que mueve los peones del tablero a su antojo, y sin escrúpulos. El pobre reportero, en su afán por investigar e informar, pronto descubrirá los peligros que le acechan.
Escabrosa intriga que nos iba punzando el corazón a medida que avanzaba la investigación. Todo se volvía angosto, aumentando la sensación de asfixia en el espectador a cada paso dado por Dunford. El violento universo de David Peace era plasmado con autenticidad por Julian Jarrold, consiguiendo éste transmitir una desazón hiriente, a cuya tarea también contribuían las meritorias interpretaciones de Andrew Garfield, Rebecca Hall y Sean Bean.
Como reza el cartel, prepárense para una historia cargada de asesinatos, corrupción y obsesión. Dolor y penumbra a partes iguales.
Episodio
1989
5 de junio de 2010
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Krzysztof Kieslowski realizaba en 1989 la obra ‘Dekalog’. Una sensacional compilación estructurada en diez bloques, uno por mandamiento, a partir de la cuál el realizador polaco y su fiel guionista, Krzysztof Piesiewicz, nos mostraban una visión muy personal de los mismos.
La obra se ambienta en una barrio de Varsovia, arquetipo del comunismo polaco, donde los distintos personajes de los capítulos coincidirán, aunque de manera independiente, en el desarrollo de la misma, alternando su presencia por esos parajes grisáceos, combinando el blanquecino de la nieve propia del frío invierno polaco, con la oscuridad y negrura del día a día de aquellos años. Por último, recordar que el film está ambientado en los años 80, casi a finales, una década en la que el pueblo polaco ya se sentía asfixiado por la bestia del comunismo real, desesperanzados por su triste realidad y, en parte, evadiéndose, quizás, en temas como la religión católica (la amplía mayoría de polacos son católicos. Tipo España).
En el primer capítulo de la célebre serie, Kieslowski y Piesiewicz, siguiendo el orden de los diez mandamientos, se centran argumentalmente en un tema muy concreto: amarás a Dios sobre todas las cosas.
Pawel es un chiquillo de un barrio de Varsovia que vive con su padre. Desde el primer momento, ya se nos deja claro que el chiquillo es muy inteligente (la partida de ajedrez o el amor por los problemas matemáticos). Sin embargo, por cosas inherentes a la edad, busca descubrir el porqué de ciertos ”problemas” (la muerte del perro le causa un gran impacto), de grandes misterios para él como son la muerte, el alma, la otra vida. Tendrá dos vías de educación: por un lado, está su padre. Un hombre de ciencia. Alguien que cree que todo es cuantificable, medible. No va más allá, simplemente describe, con certeza absoluta, las acciones de los hombres y la naturaleza (la escena en la que le explica lo que es morir al niño es paradigmática de ello), sin ahondar ni comprender las peculariadades, los microuniversos de cada uno, las extrañezas y singularidades. Por otro lado, tiene a su tía. Una mujer de fe, creyente. La vida le es mucho más fácil para comprenderlo todo, simplemente cree en un Dios que le da sentido a su existencia.
La obra se ambienta en una barrio de Varsovia, arquetipo del comunismo polaco, donde los distintos personajes de los capítulos coincidirán, aunque de manera independiente, en el desarrollo de la misma, alternando su presencia por esos parajes grisáceos, combinando el blanquecino de la nieve propia del frío invierno polaco, con la oscuridad y negrura del día a día de aquellos años. Por último, recordar que el film está ambientado en los años 80, casi a finales, una década en la que el pueblo polaco ya se sentía asfixiado por la bestia del comunismo real, desesperanzados por su triste realidad y, en parte, evadiéndose, quizás, en temas como la religión católica (la amplía mayoría de polacos son católicos. Tipo España).
En el primer capítulo de la célebre serie, Kieslowski y Piesiewicz, siguiendo el orden de los diez mandamientos, se centran argumentalmente en un tema muy concreto: amarás a Dios sobre todas las cosas.
Pawel es un chiquillo de un barrio de Varsovia que vive con su padre. Desde el primer momento, ya se nos deja claro que el chiquillo es muy inteligente (la partida de ajedrez o el amor por los problemas matemáticos). Sin embargo, por cosas inherentes a la edad, busca descubrir el porqué de ciertos ”problemas” (la muerte del perro le causa un gran impacto), de grandes misterios para él como son la muerte, el alma, la otra vida. Tendrá dos vías de educación: por un lado, está su padre. Un hombre de ciencia. Alguien que cree que todo es cuantificable, medible. No va más allá, simplemente describe, con certeza absoluta, las acciones de los hombres y la naturaleza (la escena en la que le explica lo que es morir al niño es paradigmática de ello), sin ahondar ni comprender las peculariadades, los microuniversos de cada uno, las extrañezas y singularidades. Por otro lado, tiene a su tía. Una mujer de fe, creyente. La vida le es mucho más fácil para comprenderlo todo, simplemente cree en un Dios que le da sentido a su existencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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