Corría el año 2015 cuando Branon y Lacey Wilcox, habitantes de Indiana, Estados Unidos, pasaban por el momento más difícil de sus vidas. Su pequeña hija Alaiya, de dan sólo 2 años de edad acababa de morir de forma inesperada producto de una meningitis bacteriana. Con el firme deseo de ayudar a otras personas decidieron donar sus órganos, saber que gracias a su ayuda otros niños podrían vivir era su consuelo.
7 órganos donados a 7 personas diferentes, hasta su corazón fue donado y fue el encargado de devolverle la vida a Mason Perkins, un niño de 11 meses de edad con graves problemas a nivel cardíaco.
La familia Wilcox no conocía a la familia Perkins, hasta que meses después de realizado el trasplante de forma exitosa, los padres de Mason decidieron contactar a los padres de Alaiya para agradecerles personalmente por haberlos ayudado a cumplir el milagro de devolverle la vida a su pequeño.
Cuando conocieron al pequeño Mason, el niño les sonrió de una forma muy hermosa y les dijo: “Este es el corazón de Alaia”, a lo que ellos no pudieron contener la emoción y lo abrazaron, sintieron que Alaia estaba presente en ese momento.
¡El niño se encontraba con vida y feliz gracias a su hija!
Hoy en día Bradon y Lacey tienen la tranquilidad de haber dado vida a través de la vida, la familia de Manson y los demás beneficiados les estarán agradecidos toda la vida.
La donación de órganos puede salvar muchas vida, a continuación otra conmovedora historia sobre la donación y el trasplante de órganos:
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