El acercamiento con el cine en Venezuela
Mi primera motivación para incursionar en el mundo del cine fue mi padre. Aunque él es abogado, siempre estaba con cámaras. También mi madre tomaba fotos y por eso siempre estuve rodeado de cámaras. Hay una anécdota que recuerdo con mucha simpatía: para conectar el Betamax que había en mi casa, mi padre siempre molestaba a mi hermano mayor, Luis Carlos, director de Papita, maní, tostón, para que lo hiciera. Hasta que un día, él se aburrió y me enseñó cómo era el mundo de los cables, cómo conectar in-out, y eso a mí me cambió la forma de ver las cosas. Me di cuenta de que uno podía manipular la imagen y empecé a comprar cables, a editar, a hacer videos por mi cuenta.
Desde muy joven supe que el cine me apasionaba.
En Venezuela comencé editando materiales publicitarios. Soy de la primera promoción de Comunicación Social de la Universidad Santa María. En la noche estudiaba en la Escuela de Cine y TV de Plaza Venezuela y en la tarde conseguí un trabajo como pasante en un programa de Televen. Ahí decidí irme por la edición. Luego de eso empecé a trabajar en Anónimo Estudio, que ahora se llama Titan Post, editando material publicitario y en mis tiempos libres hacía mis cortos. Mi primer cortometraje llamado YBI-173, empecé a hacerlo en 2002 y lo terminé en 2005 y lo hice en 16 mm. Hace poco lo volví a ver y me pareció increíble, tenía mucha energía. Ese corto ganó un premio en España y me lo entregaron Penélope Cruz y Pedro Almodóvar. A partir de ahí, mi familia pensó: sí es posible hacer cine y llegar un poco más allá de las fronteras. Comenzamos a tomarlo más en serio. Paquete #3 nace de ese premio en España, que era una beca de largometrajes y ahí escribí la primera versión de la película.
Los aliados que influyeron en su carrera como cineasta
La persona que me recomendó estudiar cine con seriedad fue el señor Mario Crespo, quien ahora es el director de la película Dauna, lo que lleva el río. Él me dijo que el cine se tenía que estudiar y me recomendó la Escuela de Cine y TV donde daba clases; por eso le agradezco muchísimo. Conocí también a Carlos Caridad con quien hice la película Bloques. Y por alguna extraña razón, cuando hacía publicidad veía los comerciales que más me llamaban la atención y cuando investigaba quién los había hecho, todos. eran de Hernán Jabes. Después lo conocí trabajando, edité comerciales para él y nos hicimos muy amigos. Esas son mis tres influencias en Venezuela.
Me gusta descubrir la forma de contar una historia.
Lo que más disfruto del proceso de hacer cine es escribir. Mi padre escribió un libro llamado El Síndrome de Bolívar y me parece increíble cómo está contado, tan simple y tan directo. También disfruto muchísimo el trabajo con los actores, es un proceso creativo súper enriquecedor. La edición también me gusta mucho y es lo que más hago. Hice el tráiler de varias películas porque con el mismo material me gusta armar rompecabezas.
Los obstáculos y satisfacciones del mundo del cine
El principal obstáculo siempre es conseguir financiamiento. He hecho todos los cortos con muy pocos recursos, consiguiendo patrocinantes e intercambios donde me prestan las luces o las cámaras, actores que trabajan por créditos… Me gustaría pagarles a todos como es y que trabajen contentos, pero creo que en verdad, tener mucho dinero lo que hace es traer clichés al set porque haces lo primero que te sale. Cuando tienes dinero no piensas cómo puedes resolver creativamente los problemas.
Sin recursos buscas una forma diferente de contar lo mismo, es más innovador y a mí me ha funcionado maravilloso.
Lo que le da sentido a mi carrera es cuando termino de escribir un guión, porque es muy difícil empezar cuando tienes una página en blanco; entonces, cuando terminas es muy satisfactorio. Luego de tener ese guión, el primer paso es conseguir los actores, los personajes empiezan a tener un rostro y empieza la fotografía, la música… Uno de mis trucos es rodearme de gente que admiro, gente talentosa que respeto muchísimo y que cuando los veo trabajando pienso que son lo máximo. Eso me ha pasado mucho en los cortos, y no sólo en la parte técnica sino con actores. Tuve la suerte de trabajar con Lourdes Valera y Dimas González en Bloques y en el ensayo no me podía creer que estuviera dirigiéndolos. El otro momento es la reacción del público y el impacto que tienes. Ese es el fin del ciclo, porque hago esto para que la gente lo vea y tener feedback con ellos sobre qué mueve la película, qué reflexiones trae y qué te hace sentir.
Trascender en el cine con los pies en la tierra
En mi tiempo libre me gusta ver películas que no son tan buenas pero que al verlas me hacen pensar en otras cosas y en otras ideas. Me inspira la música y los buenos libros, no de escritores consagrados como Vargas Llosa, sino descubrir pequeños libros de gente poco conocida con historias maravillosas bien contadas me gusta muchísimo.
Paquete #3 es una tragicomedia que marca mi despertar político como persona y cineasta, donde expreso la situación venezolana donde uno a veces se ríe y otras piensa si las cosas que pasan son una broma o son en serio. Así es la película, mi tema país está todo en Paquete #3. Ahora estoy escribiendo otra comedia romántica con mucho sarcasmo, llamada Bodas de cartón. También me gustaría hacer otros géneros, hice un corto de terror y me gustó. Quiero ver qué es lo que mejor me sale.
Para trascender en el mundo del cine hace falta paciencia. Uno quiere que las cosas salgan de forma inmediata, estar en vallas y en todos lados para alimentar tu ego, pero debes tener los pies en la tierra y enfocarte en el trabajo sin pensar en la fama. Uno hace cine porque tiene algo que contar, no porque quieres que te entrevisten, yo necesito decir algo de esta situación o de una historia que puede influir en mucha gente.
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Por: Santiago Zapata | Tw: @SantiagoZapataS | Fotos: Federico Parra | IG: federicoparra