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Villa romana de Santa Lucía |
En el denominado paraje de Santa Lucía, a unos dos kilómetros del casco urbano de Aguilafuente en dirección a Sauquillo de Cabezas y Turégano, se ubica el yacimiento arqueológico. En él se constata, según Rosario Lucas y Vicente Viñas, arqueólogos directores de su excavación durante los años sesenta y setenta, la existencia de una gran villa tardorromana, de la que solo se ha excavado algo más de la mitad y que tuvo su esplendor hacia el siglo IV de nuestra era, pudiendo pervivir hasta bien entrado el siglo V.
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Por su emplazamiento en una gran extensión de tierras aptas para la agricultura y ganadería, tiene la característica de ser una villa rústica, aunque concebida con el confort de una residencia urbana ya que poseía sistemas de calefacción (hipocaustum), zona termal, abastecimiento de agua doméstico procedente del arroyo Malucas, así como cierto lujo y gusto estético, a juzgar por los pavimentos de mosaico o la decoración mural hallada, por lo que se trata de una gran vivienda capaz de ser ocupada de manera permanente por el "dominus" y sus familiares. |
Como se ha señalado anteriormente se ha excavado aproximadamente la mitad de la pars urbana o zona noble, concretamente la parte más occidental del edificio. En el resto del yacimiento, coincidiendo con su parte más oriental, se han realizado algunas catas y trincheras que tratan de delimitar su perímetro completo de la villa. Con todo ello se puede afirmar que tendría una superficie próxima a los 2.500 metros cuadrados.
Hay que señalar que en una intervención realizada en 1993 se realizaron unos sondeos en los que se comprobó que la villa se dispone en una extensión mucho mayor que la parcela que actualmente esta reservada para excavaciones arqueológicas. |
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Los mosaicos romanos aparecidos en estas excavaciones, entre 1968 y 1972, se encuentran depositados en el Museo Municipal-Aula Arqueológica. Destaca especialmente el que se encontraba en el centro de una gran sala cuadrangular: el oecus, ya que aparecen en él cuatro caballos atados por parejas, dos de los cuales aún conservan sus nombres, como Tagvs (Tajo) y Evfrata (Eúfrates).
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Los distintos materiales aparecidos en la necrópolis, como objetos de hierro, restos de cerámica (terra sigillata hispánica tardía y cerámica común), ajuares, adornos, estucos pintados o materiales de construcción (ímbrices) son muestra de la importancia de este yacimiento arqueológico. El inesperado descubrimiento de la necrópolis visigoda del segundo tercio del siglo VI y principios del VII en el mismo lugar, demuestra la existencia de un asentamiento visigodo cercano utilizando la misma villa romana como cementerio. |
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