prolongaron por tres años, un lapso que él no había previsto. Con un país en difícil situación económica, un ejército no preparado para esa contienda, el pueblo que no esperaba la confrontación y sin medio alguno, ni siquiera caminos para el traslado de tropas y materiales, Bolivia fue empujada a ella en las peores condiciones, en tanto el enemigo, sí se hallaba preparado y ansiaba en encuentro, porque pensó con razón que ganaría la contienda y se quedaría con todo el Chaco que reclamaba como suyo.
Fueron tres años de casi continuas derrotas, con algunas batallas ganadas gracias al heroísmo de las tropas y de la oficialidad joven, tres años de permanentes retiradas que finalmente concluyeron en Villamontes, donde los contrafuertes cordilleranos nos ayudaron a detener al enemigo, en definitiva. La responsabilidad de Salamanca es total porque no sólo precipitó la guerra, sino que quiso dirigirla él mismo, sin conocer nada de la ciencia militar, sin conocer si quiera el terreno donde se combatía y sin contar con los recursos necesarios que él escatimaba forzosamente, porque en realidad no existían.
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Al cabo de dos años y medio. Su intento de renovar el Comando en Jefe, haciéndolo personalmente, le valió su prisión por los militares y su posterior dimisión. Sucedió el 27 de noviembre de 1934.
En la contienda bélica del Chaco se registraron acciones heroicas que enaltecen a los bolivianos, como: Alihuatá, Kilómetro 7, Condado, Villamontes. Los soldados bolivianos lucharon con patriotismo, venciendo las dificultades del terreno, del clima ardiente, la falta de caminos, así como la provisión de alimentos.
Se distinguieron por su valentía y heroísmo Rafael Pabón, Germán Jordán, Félix Méndez Arcos, José Agustín Castrillo, Víctor Ustárez, Guillermo Gamarra, Nuñez del Prado, Tomás Manchego, Eduardo Laime, Germán Busch, Manuel Marzana, Bernardino Bilbao Rioja, y muchos otros combatientes, cuyos nombres enaltecen las páginas de la historia de Bolivia
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