Papers by juan esteban bedoya
De la belleza que la apariencia de utilidad confiere a todas las producciones artísticas, y de la... more De la belleza que la apariencia de utilidad confiere a todas las producciones artísticas, y de la generalizada influencia de esta especie de belleza. Que la utilidad es una de las principales fuentes de la belleza, es algo que ha sido observado por todo aquel que con cierta atención haya considerado lo que constituye la naturaleza de la belleza. La comodidad de una casa da placer al espectador, así como su regularidad, y asimismo le lastima advertir el defecto contrario, como cuando ve que las correspondientes ventanas son de forma distintas o que la puerta no está colocada exactamente en medio del edificio. Que la idoneidad de cualquier sistema o máquina para alcanzar el fin de su destino, le confiere cierta propiedad y belleza al todo, y hace que su sola imagen y contemplación sean agradables, es algo tan obvio que nadie lo ha dejado de advertir. También la causa por la que nos agrada lo útil ha sido señalada en últimas fechas por un ingenioso y ameno filósofo, que aúna gran profundidad de pensamiento a la más consumada elegancia de expresión, y que posee el singular y feliz talento de tratar los asuntos más abstrusos, no solamente con la mayor lucidez, sino con la más animada elocuencia. Según él, la utilidad de cualquier objeto agrada al dueño, porque constantemente le sugiere el placer o comodidad que está destinado a procurar. Siempre que lo mira, le viene a la cabeza ese placer y de ese modo el objeto se convierte en fuente de perpetua satisfacción y goce. El espectador comparte por simpatía el sentimiento del dueño, y necesariamente considera al objeto bajo el mismo aspecto de agrado. Cuando visitamos los palacios de los encumbrados, no podemos menos que pensar en la satisfacción que nos daría ser dueños y poseedores de tan artística como ingeniosa traza de comodidades. Igual razón se da para explicar la causa de por qué la sola apariencia de incomodidad convierte a cualquier objeto en desagradable, tanto para su dueño como para el espectador. Pero, que yo sepa, nadie antes ha reparado en que esa idoneidad, esa feliz disposición de toda producción artificiosa es con frecuencia más estimada que el fin que esos objetos están destinados a procurar; y asimismo que el exacto ajuste de los medios para obtener una comodidad o placer, es con frecuencia más apreciado que la comodidad o placer en cuyo logró parecería que consiste todo su mérito. Sin embargo, que así acontece a menudo, es algo que puede advertirse en mil casos en los más frívolos como importantes asuntos de la vida humana. Cuando una persona entra a su recámara y encuentra que todas las sillas están en el centro del cuarto, se enoja con su criado, y antes de seguir viéndolas en ese desorden, se toma el trabajo, quizá, de colocarlas en su sitio con los respaldos contra la pared. La conveniencia de esta situación surge de la mayor comodidad de dejar el cuarto libre y sin estorbos. Para lograr esa comodidad, se impuso voluntariamente más molestias que las hubiera ocasionado la falta de ella, puesto que nada era más fácil que sentarse en una de las sillas, que es lo que con toda probabilidad hará una vez terminado el arreglo. Por lo tanto, parece que, en realidad, deseaba, no tanto la comodidad cuanto el arreglo de las cosas que la procuran. Y, sin embargo, es esa comodidad lo que en última instancia recomienda ese arreglo y lo que comunica su conveniencia y belleza. Mas no solamente respecto de cosas tan frívolas influye este principio en nuestra conducta: es muy a menudo el motivo secreto de las más serias e importantes ocupaciones de la vida, tanto privada como pública. El hijo del desheredado, a quien el cielo castigó con la ambición, cuando comienza a mirar en torno suyo admira la condición del rico. En su imaginación ve la vida de éste como la de un ser superior, y para alcanzarla se consagra en cuerpo y alma y por siempre a perseguir la riqueza y los honores. A fin de poder lograr las comodidades que estas cosas deparan, se sujeta durante el primer año, es más, durante el primer mes de su consagración, a mayores fatigas corporales y a mayor intranquilidad de alma que todas las que pudo sufrir durante su vida entera si no hubiese ambicionado aquéllas. Estudia, a fin de descollar en alguna ardua profesión. Con diligencia sin descanso, trabaja día y noche para adquirir merecimientos superiores a los de sus competidores. Después procura exhibir esos merecimientos a la vista pública, y con la acostumbrada asiduidad solicita toda oportunidad de empleo. Para ese fin le hace la corte a todo el mundo, sirve a los que odia y es obsequioso con los que desprecia. Durante toda su vida persigue la idea de una holgura artificiosa y galana, que quizá jamás logre, y por la que sacrifica una tranquilidad verdadera que en todo tiempo está a su alcance; holgura que, si en su más extrema senectud llega por fina realizar, descubrirá que en modo alguno es preferible a esa humilde seguridad y contentamiento que por ella abandonó. Es hasta entonces, en los últimos trances de su vida, el cuerpo agotado por la fatiga y la enfermedad y el alma amargada con el recuerdo de mil injurias y desilusiones que se imagina proceden de la injusticia de sus enemigo o de la perfidia e ingratitud de sus amigos, cuando comienza por fin a caer en la cuenta de que las riquezas y los honores son meras chucherías de frívola utilidad, en nada más idóneas para procurar el alivio del cuerpo y la tranquilidad del alma, que puedan serlo las tenacillas de estuche del amante de fruslerías, y que como ellas, resultan más enfadosas para la persona que las porta, que cómodas por la suma de ventajas que pueden proporcionarle. Si examinamos, sin embargo, por qué el espectador singulariza con tanta admiración la condición de los ricos y encumbrados, descubriremos que no obedece tanto a la holgura y placer que se supone disfrutan, cuanto a los innumerables artificiosos y galanos medios de que disponen para obtener esa holgura y
Algunos se refieren a este libro como "la Biblia de la Economía". Se entiende si se lo juzga por ... more Algunos se refieren a este libro como "la Biblia de la Economía". Se entiende si se lo juzga por su volumen, por la pluralidad de sus temas y por haber consagrado a la figura de su autor mas allá de cualquier simpatía religiosa. Investigación sobre la naturaleza y causas de las riquezas de las naciones apareció en Londres el 9 de marzo de 1776. Su autor, el escocés nacido en Kirkaldy en 1723 y muerto en Edimburgo en 1790, es el padre del liberalismo económico. Hijo del Siglo de las Luces y, como tal, culto y contemporáneo de otros genios, Adam Smith paso a la historia por haber escrito la summa que produjo un quiebre, el prolijo y vastisimo desarrollo fúndante de una ideología que haría escuela. La riqueza de las naciones es un tratado que combina la moneda con la historia, la lógica con la teología. Su tesis económica es simple y puede resumirse en tres principios: a. Que, como ser económico, el hombre tiene el impulso natural del lucro; b. Que el universo esta ordenado de tal manera que los empeños individuales de los hombres se conjugan para componer el bien social; c. Que, conforme a. y b., el mejor programa consiste en dejar que el proceso económico siga su propio curso (laissez faire). Estos principios, que se difundieron al punto de olvidar su filiaci6n, encuentran su sentido cabal en el deísmo ilustrado de Smith. Como lo manifiesta en su otro gran libro, Teoría de los sentimientos morales, Smith creía en un Dios Supremo que había ordenado el universo como un mecanismo perfecto donde todo funciona y que resulto, por imagen y semejanza, bueno. Esta premisa atraviesa las paginas de La riqueza..., desde las reflexiones sobre el trabajo más elemental (Libro I) hasta la disertación sobre las funciones del Gobierno (Libro IV), a quien, supuesto el orden primigenio, no le toca otra tarea que mantenerlo. Para Adam Smith, la mejor política económica no precede del Gobierno sino de la acción espontanea de los individuos. El libro III y el IV abren el temario a cuestiones históricas de evolución y comercio, pero, por el recurso constante de ilustrar sus ideas con ejemplos cercanos en el comercio europeo, del propósito central de La riqueza de las naciones resulto también un mosaico de la época. Y es, en ultima instancia, un manual de lógica que se valió del método deductivo para arribar "mas naturalmente" a las conclusiones que Smith quiso imponer y que son el eje axiomático de este volumen. Por eso, aunque entendemos que el valor de La riqueza de las naciones reside en su globalidad que por otro lado se hace evidente en la dificultad de su fraccionamiento, esta "antología esencial" no pretende otra cosa que beber de su misma fuente las bases de una teoría que en su momento significo una reacción contra el mercantilismo feudal, pero que, en el tiempo, dibujo el trazado de una de las caras de la moneda: la realidad económica globalizada en la que vivimos.
Uploads
Papers by juan esteban bedoya